Esto podría preocupar especialmente a los fans más acérrimos, puesto que el guión siempre ha sido aspecto central en la experiencia Metal Gear. Sin embargo, conviene decir que existe una descomunal carga narrativa en los casetes que vamos desbloqueando, pequeñas piezas de información que podemos escuchar en cualquier momento. Armar el puzle narrativo e ir a por las profundidades de The Phantom Pain es por tanto opcional. Aún así, con la carga argumental planteada (no faltan las intros) ya se obtiene una gran experiencia, con personajes carismáticos, situaciones sorprendentes y esos giros tan propios de Kojima.
Pero hablemos de las misiones. Os preguntaréis si son interesantes, si merece la pena incluso rejugarlas. La respuesta es otra vez afirmativa. Tal vez hemos echado de menos una mayor presencia de la historia, porque algunas misiones parecen de relleno en este sentido.
Dejando claro que la historia cumple, aunque no se vaya a convertir en una de las favoritas de la saga, donde Metal Gear Solid V destaca sobremanera es en su sobresaliente jugabilidad.
Se echa de menos una mayor presencia de la trama en ciertas porciones del juego.
Pero sin duda, las que más afectadas se han visto han sido las escenas de vídeo. ¿Quién no ha oido hablar de la extensa (extensísima) duración de las secuencias de la saga Metal Gear? Ya sea porque Kojima ha decidido hacer caso a las críticas, o porque simplemente ha querido cambiar por completo su estilo narrativo, en The Phantom Pain nos encontramos con que tanto su número como duración se han reducido drásticamente. Esto se traduce en un argumento más directo y mucho más sencillo de seguir.
Tratándose del último Metal Gear firmado por Hideo Kojima, esperábamos que la historia simbolizase al uróboros, la serpiente que se muerde la cola: el fragmento que cierra el círculo, dejando poco espacio para nuevos acontecimientos entre The Phantom Pain y el primer Metal Gear de MSX. Y aunque en cierta medida lo hace, no es de una forma del todo satisfactoria. O, al menos, no es todo lo satisfactoria que a nosotros nos gustaría.
En Metal Gear Solid V: The Phantom Pain es totalmente diferente. Olvidad las infinitas secuencias cinemáticas y largas conversaciones por códec. A pesar de su importancia, la trama pasa a un segundo plano en pos del apartado jugable. Debido a la nueva estructura con la que se ha dotado al título, su desarrollo es menos continuado de lo habitual. Las sorpresas y giros de guion se cuentan con la palma de una mano, y el componente fanservice es prácticamente inexistente. Parece que Kojima se ha querido quitar de un plumazo el sambenito de cineasta frustrado y ha demostrado con creces que es capaz de desarrollar una experiencia tremendamente envolvente sin necesidad de crear extensas y, en ocasiones, abrumadoras escenas.
Con esto no queremos decir que argumentalmente el juego sea malo, sino que simplemente es diferente. Quizás los más puristas se queden con un regusto amargo debido a las altas expectativas y a las ilusiones de ver a determinados personajes.
Todo esto se dirime en Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, aunque quizás con más superficialidad de la esperada. A pesar de su papel protagonista, Big Boss pasa a un segundo plano en las secuencias cinemáticas. Taciturno y dolido con todo lo que ha ocurrido, permite que la voz cantante la lleven otros.
However, where Phantom Pain’s gameplay systems are far richer and meatier than any the series has ever seen, its story feels insubstantial and woefully underdeveloped by comparison. It opens confidently, with Director Hideo Kojima ready to fully embrace the techno-fantasy, live-action military anime identity that Metal Gear has been courting for the better part of two decades. This spectacular opening establishes a mood and a bundle of plot-related questions that are more or less abandoned until the time comes, some 30-60 hours later (depending on which answers you’re seeking and how you play). Generally those answers are rushed and unsatisfying, lacking any real build-up or thematic relevance.
This is doubly disappointing in a series known for (sometimes clumsily and exhaustively) exploring its subject matter. The opposite is true here though. The Phantom Pain brings up topics like the personal cost of revenge, child soldiers, and torture to name a few, but it has positively nothing to say about any of them other than that they exist.
Keifer Sutherland, who sadly has practically nothing to do as Big Boss. His inexplicable silence through even the most crucial story beats towards the end go beyond mere stoicism, and were positively jarring. Almost gone are the off-topic codec convos, climactic boss battles,and memorable character moments of Metal Gears past.
Extractos de analisis varios en medios. Parecen coincidir todos enque hay muchos menos videos, muchos menos momentos epicos, sorprende menos, menos desplieguie de personajes en relacioin a lo normal en la saga, y que para enterarse 100% hay que buscar cintas porque la narrativa "obligatoria" es mucho mas escasa de lo normal, y que ne definitiva, el argumento queda en un 2o plano para favorecer lo jugable y que aunque está bien resuleto, dicha resolucion tampoco te deja maravillado.... .
A falta de juzgarlo por mi mismo, no puedo negar que esperaba que se destacase mucho la trama de lo que se ha hecho en general en los analisis, que si bien no la ponen mal, si dice directa o indirectamente, que no es su punto mas fuerte, pero tambien coinciden enque como juego de metal gear, es el mejor de lejos, y dado que al final pese a todo todos concluyen que es una obra maestra, imagino que el bajon argumental, narrativo etc, no es tanto como para empañar el conjunto y que lo demas es tan tan bueno, que el global es sublime.