Hola, me alegra ver que esto te sirve, en ese caso me animaré a seguir escribiendo, aunque sea únicamente para demostrar que de esto se puede salir.
A PARTIR DE AQUÍ, TOCHO EXPLICATIVO (sobre el día de ayer)
![sacando la lengua :P](/images/smilies/tongue.gif)
Mañana se se cumplirán 3 semanas de medicación, a partir de la tercera (generalmente la cuarta) suele hacer ya efecto suficiente para empezar la terapia, aunque depende de las personas, unos tardan menos, otros tardan más. El caso es que yo he notado que algún día estaba ligeramente más animada, seguramente porque algo de efecto va haciendo, pero todavía me toca tirar de fuerza de voluntad, y eso es lo que más cuesta.
Estos últimos días iban bastante bien. Las mañanas me levantaba desanimada, normal, es común en las depresiones. Me decía eso y me ponía a escribir hasta sentirme un poco mejor. La tarde, no sé si era la medicación o qué, pero empezaba a sentir muuuuucho mejor, totalmente animada, aunque por la noche me daba un ligeron bajón, pero no había problema. Son síntomas de mi enfermedad, les restaba importancia, pensar sobre lo horribles que son no los elimina.
Y así tiraba hasta el día de ayer. Me levanté tras un sueño horrible y ya noté que el día iba peor que el resto. Estando en ese estado de ánimo tan bajo, encima me enfrenté de casualidad a una de las cosas que me hizo revivir algo que no me gusta (creo que comenté lo de la reacción vivencial patológica, es algo que también me tengo que tratar, que normalmente tengo controlado pero que ese día que estaba mal, me superó). Esto consiste básicamente en revivir un momento de una forma enfermiza, con una reacción desmesurada. En mi caso, me recuerda a cuando empezó todo esto y pensé que mi mundo se iba a la mierda y pensé que iba a perder todo lo que tenía, mi vida, mi pareja... revivir eso me aterroriza y estando en tan mal momento se me echaron de golpe todos los efectos de la depresión. Sentimiento de culpa, de inutilidad, autoestima por los suelos, ver el futuro negro, negrísimo. Empecé a perder la perspectiva y a pensar de nuevo que esto no podía superarlo, fue un golpe durísimo, después de lo bien que había estado estos días atrás.
Pero poco a poco me fui calmando. Tuve a gente a mi lado con la que desahogarme y que me recordaron lo que mi cabeza no recordaba en ese momento, que estaba enferma, que estaba lejos de ser curada y de que no tenía que darle más vueltas. Esa tarde no fue buena, no experimenté la felicidad de los días anteriores, pero bueno, se puede recaer, joder muchísimo, pero es lo que hay.
Qué diablos, en ese momento no pensé que se pudiera recaer. En ese momento quería mandarlo todo a la mierda. Lo chungo de esto es que ya te puede decir la gente lo que sea, que tu mente se niega a aceptarlo. Por supuesto, son una gran ayuda que lo hace más llevadero, pero si fuera todo tan sencillo como decirte que vas a salir adelante no habría problema. El problema es cuando te sientes como una mierda, te ves solo en el mundo (aunque no lo estés, cosa de esta enfermedad estúpida) y de pronto ves que no tienes nada por lo que luchar y todo te da igual. Pensándolo fríamente es completamente normal, he avanzado muy rápido sin los efectos de la medicación y entonces me tropiezo. Y de qué manera... Y no te pones a pensar que es de lo más normal, que todavía no se ha cumplido el plazo que el psiquiatra te dijo que tenía que pasar para sentirte mejor, que sigues enferma... no, el problema es que en tu mente se meten ideas contrarias a lo que razonarías normalmente y te hunde cada vez más.
En ese momento me harté. Me vi sola, sin nada por lo que luchar, no porque no lo tuviera, sino porque en mi estado era incapaz de verlo. Y entonces me incorporé. Y me dije que me daba igual no tener nadie a mi lado, no importarle a nadie, no servir para nada... que no me iba a rendir, que iba a superar esa maldita enfermedad porque sí, porque mientras esté viva, no pienso rendirme, porque si lo único que puedo hacer es luchar, luchar es lo que voy a hacer. Igual no servía de nada, pero quedarme de brazos cruzados lamentándome servía de menos aún.
En ese momento, si bien seguía chunga, estaba algo mejor. Intenté centrarme en que iba a salir adelante, la gente sale de las depresiones, yo no voy a ser una excepción. Intentaba mirar mi futuro con optimismo. Ahora mismo estoy en casa de mis padres, pero durante el curso comparto piso con mi novio, yo he terminado de estudiar y este año me iba a poner a trabajar (lástima que esto me viniera a pocos días de una entrevista bastante jugosa). Tengo unas ganas de volver locas, tengo allí a mi pareja, a mis amigos, aquí no tengo nada.
En un principio mis padres me dijeron que no me preocupara, que ahora a finales de septiembre, que debería estar mejor, me volviera para allá, que si me habían pagado el piso durante los estudios, no iba a pasar nada porque lo pagaran un poco más mientras me terminaba de recuperar y encontrar trabajo. Eso fue un gran alivio, porque dificulta echarle ánimo el estar en un sitio donde no quieres estar, lejos de la persona con la que llevas varios años conviviendo, lejos de tus amistades, etc. Así que les agradezco mucho el gesto.
Lo malo es que parece que si yo tenía el día chungo ayer, mi padre también. Yo luchando con todas mis fuerzas para intentar pensar con optimismo y él empezó a decirme: "Pero y si no te recuperas, tendrás que volverte..." "Y si no encuentras un trabajo..." "Tampoco te vamos a pagar un piso para que estés con él, como no mejores te vuelves aquí que te cuidamos mejor".
Yo insistiendo en que mejoraría, pero él seguía planteando la posibilidad de que no mejorase.
Yo sé que no lo hizo con mala intención, de hecho está preocupado por mí y piensa que aquí me pueden vigilar mejor y al verme ese día tan mal pues seguramente temió que me pasara algo así estando lejos de ellos. Lo que pasa es que cuando se preocupa se pone en lo peor y a veces pierde el tacto.
Pero claro, para mí, que sigo enferma, fue un mazazo. No tanto por la opción de quedarme aquí, sino por pensar que no lo iba a superar y todo lo malo que yo veía que ello iba a traer. Todavía intentando superar lo del día que llevaba, con lo que me cuesta librarme de mis propios pensamientos, como para que me den esos ánimos. Ahora ya sí que estaba hundida del todo. Ya me veía sin recuperarme nunca, aquí encerrada sin nadie, perdiendo a mi pareja al no estar a su lado, en fin, todas las opciones chungas que se puedan pasar por la mente, todas vinieron a mí a la vez.
Estallé. Me eché a llorar como hacía días que ya no hacía, empecé a sentir que volvía al primer día y eso me daba un miedo terrible. Me puse muy nerviosa, el desgaste psicológico que llevo día a día para intentar estar bien es inmenso, si encima me echan más peso... pues me vine abajo.
Por suerte tuve a varias personitas animándome, que me hicieron pensar con algo más de calma y ver que nada de lo que yo pensaba iba a suceder, que me iba a poner bien, que estaba evolucionando poco a poco. Contar con alguien que estudia medicina siempre es un alivio, y me hizo ver que todo lo que me pasaba era normal, que incluso el sentimiento ilógico de aquella tarde con respecto a mi reacción vivencial patológica formaba parte de mi estado de enfermedad, que esto también se curaba. Que todo, absolutamente todo lo que me pasaba tenía cura y que no me preocupase, que ni siquiera le había dado tiempo a la medicación a hacer efecto y ya estaba haciendo un gran avance, que en cuanto funcionase y siguiendo esforzándome como hasta ahora, lo iba a superar en nada. Los otros dos pobres que me aguantaron también me consolaron y me hicieron ver lo mismo, así que poco a poco mi cabeza volvió a su sitio.
FIN DE TOCHO EXPLICATIVO
No sé para qué cuento esto si ya es más o menos lo que dije ayer, pero hoy me he levantado tras una pesadilla horrible sin ganas de nada, y quiero decirme que esto se supera. Ayer recaí y se juntaron algunos factores desfortunados, nada más. Pero voy bien, voy a salir de esta.
Ayer me viene abajo, pero eso no importa, lo que importa es que me he levantado. Y no puedo dejar de tener presente que esto es una enfermedad como otra cualquiera contra la que solo puedo intentar llevarlo del mejor modo posible y esperar a que remita. Porque remitirá. Puede que haya momentos en los que no lo vea así, puede que haya momentos más difíciles. Pero voy a salir de esta. Porque no hay más opción. O la enfermedad me gana a mí o yo gano a la enfermedad. Y creo que la primera opción no es ventajosa para mí, así que si quiero volver a ser feliz tengo que luchar por ello, con más fuerza cuanto más duro sea el golpe.
No sé qué tal se presenta el día de hoy. No sé cómo será el de mañana. No me importa. Lo que sé es que una vez recuperadas las ganas de vivir, tengo que valorar esa vida que tengo por delante. Y tengo que disfrutarla y tratar de combatir contra esto que me lo impide. No voy a luchar por otros, no voy a luchar por recuperar nada. Voy a luchar por mí. Porque me niego a aceptar que esto puede conmigo. Y lo superaré, y volveré a mi piso con mi pareja, y encontraré un trabajo, y volveré a hacer mi vida como siempre. Quizás ahora no sepa verlo. Pero lo voy a hacer. Porque soy cabezota y no pienso permitir que una estúpida enfermedad me gane, no, me niego. Al menos, tengo que intentarlo.
Un saludo a todos, y ánimo a los que estén pasando un mal momento.
Sé que en un estado así cualquier tontería se convierte en un mundo, pero hay salida, aunque no seamos capaces de verla. Hay que pasar por esto para entenderlo, por eso mucha gente considera que una depresión es un simple bajón y que se arregla poniendo buena cara, o te dicen que tu caso es una tontería comparado con todos los males del mundo. Eso está muy bien cuando no sientes que cada día de tu vida es como una tortura que te hace pensar hasta qué punto se puede decir que eres afortunado por tener esa vida. Pero se sale adelante. Si no se puede a solas, se pide ayuda (yo no me arrepiento para nada, me ayuda mucho saber que estoy enferma y que tengo cura). Y tanto con ayuda o sin ella... mucha, mucha fuerza de voluntad. Todos podemos superarlo.
PD: No me hago responsable de la corrección gramatical del texto, lo he escrito nada más levantarme y no doy para mucho más