Pablo Iglesias está charlando en un ambiente académico ante una sala llena de estudiantes y de los periodistas que siguen su labor política para luego hablar de ello en sus respectivos periódicos y de la actualidad del partido político Podemos. Durante el coloquio el Secretario General de Podemos utiliza la figura de un periodista de El Mundo para criticar el hecho de que en determinados periódicos su línea editorial traza una marca que obliga al profesional a hablar mal de la formación morada. Os invito a que veáis el vídeo que está en el enlace:
http://www.elmundo.es/espana/2016/04/21/5718cf7346163fb2188b45a9.htmlLa prensa que está allí reunida por compañerismo profesional decide dejar la sala donde se está presentando el libro «En Defensa del populismo» de Carlos Fernández Liria y donde ha tomado la palabra Pablo Iglesias. Lo hacen según sus palabras porque se está atacando a su profesionalidad y a su trabajo y en solidaridad al periodista agraviado.
Pablo Iglesias explica que en ningún momento ha pretendido ofender y que deberían de saber que no estaban en una rueda de prensa, sino en un ambiente académico.
El periodista citado:
https://twitter.com/alvaro7carvajalLa interpretación del ABC <<Pablo Iglesias ataca a los periodistas que «hablan mal» de Podemos>>:
http://www.abc.es/espana/abci-pablo-iglesias-ataca-periodistas-hablan-podemos-201604211602_noticia.htmlIndependientemente de las simpatías que suscite el líder de Podemos o la valoración que se tenga sobre su partido político, en ningún momento estaba diciendo nada que no se supiera. Lo que ocurre es que hay una delgada línea roja de no agresión entre prensa y política que entiende la contienda mediática como lucha de intereses y libertad de prensa y opinión. Lo que nadie puede negar es la línea editorial de determinados medios hacia ciertas formaciones y ciertas ideologías políticas, que era lo que al final estaba valorando Pablo Iglesias. No queriendo censurar la crítica, sino descalificando el circo para atacar a Podemos con lo que sea y poniendo ejemplos de ello, manifestando sin mencionarlo el código deontológico del periodismo y la dignidad de la profesión.
Por supuesto en un país totalmente mediatizado y controlado por determinados grupos de comunicación al servicio de determinados partidos políticos, la única vía de escape para simbolizar un rechazo por parte de los periodistas que allí estaban era salir de la sala y aludir a su dignidad profesional.
Él ha aceptado que la personalización no ha sido correcta. Incluso ha pedido disculpas. Pero no podemos obviar que el contenido de su oratoria era completamente verdadero y real, quizás por ello los aludidos se hayan sentido tan molestos. Tiene que ser muy avergonzante que con pocas palabras y en un ámbito académico, un líder político exponga sin velos, parches y sin subterfugios el día a día de tu profesión y los principios que a ti mismo te infieres. Han quedado retratados y eso les ha reconcomido por dentro.
Ahora es tiempo de alegatos a favor de la libertad de expresión, de opinión y de prensa. Recordemos lo que le dijo el presidente de ese país latinoamericano a la periodista que dijo a Marine Le Pen que acogía a inmigrantes en su casa: "La libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta". Eso es lo que ha venido a decir Pablo Iglesias en la Universidad. Los periodistas españoles claro se ofenden, porque han demostrado ser muy dignos y muy independientes.