Un detalle que siempre me ha llamado la atención de todo esto, es que los culpables siempre son externos a uno mismo. Nadie se cuestiona que tiene un hobby fetichista, materialista, completamente innecesario y, según el caso, caro. Si preguntas, los responsables siempre son los especuladores, los novatos que se unen a la moda del retro, los tipos a los que le sobra el dinero, los que no se informan, los coleccionistas "lameprecintos", los Cash Converters, los revendedores, los que no usan los juegos que compran, las repros, las compañías por lanzar tiradas bajas, los que quieren que suban los precios, los que se flipan con ellos, los que inflan artificialmente las subastas, pero nunca nadie se pregunta a sí mismo qué necesidad hay de tener un Megaman original, primera edición, Pal España, completo, ah, y barato, cómo no, puesto en casa.
Jugar a videojuegos no es un derecho. Tenerlos todavía menos. Pero el treintañero (y subiendo) promedio amante del retro parece creer que tiene un derecho de pernada, y que el mundo es un lugar injusto por no satisfacer sus demandas en cuanto a su afición de nicho: los precios que él desea, que los demás vean su hobby exactamente igual que él, y que todo suceda según su moralidad y forma de ver las cosas. Ya sabemos las consecuencias más visibles de todo ello: (vídeo) rabietas, cazas de brujas, enfrentamientos, colocación de etiquetas, y peleas de taberna en general.
Todos estos videojuegos se pueden jugar sin necesidad de atesorarlos en tu casa, que a fin de cuentas eso es el coleccionismo, que tú tengas algo y otro no. Y además, no solo gratis, sino de maneras que mejoran la experiencia original, nostalgia rancia aparte.
Al menos hay gente que entiende el tipo de afición que ha elegido y se comporta como se espera de un adulto con cierto grado de madurez: acepta que los precios pueden subir o bajar y no adecuarse a sus expectativas; no le da por lloriquear y buscar culpables constantemente; acata que el universo no gira en torno a él y su afición materialista, en consecuencia, puede que no todo ocurra como él espera o desearía. Por tanto, si se puede comprar a un precio que se considera razonable, perfecto, y si no, a seguir con su vida sin darle mayor importancia al asunto.
Todo esto no va por el autor del hilo ni nadie en particular, simplemente es una actitud que llevo bastantes años observando y que se repite constantemente en el mundillo del coleccionismo retro: la pataleta y el egocentrismo. Pero nadie hace autocrítica cuando la culpa puede ser del chachachá. Ya sabemos que si el Suikoden se vende por más de los 20 euros que tú estás dispuesto a pagar, es porque el mundo es un lugar injusto y que tú tengas esa necesidad, es culpa de cualquiera menos tú.