El juego tiene tanto nivel de detalle que se nos va a hacer muy difícil, por lo menos a mí, volver a otro tipo de mundos abiertos. Hay animaciones para absolutamente todo, aunque sea algo que vaya a ocurrir tan solo en una misión o en un momento dado (dar dinero a un NPC concreto en una misión, subir a X personaje al caballo, encender una mecha y un infinito etcétera) y la sensación de peso y entidad de cada uno de los movimientos y elementos que hay a nuestro alrededor es incomparable. Ir por las montañas y comprobar cómo se resbala al intentar ir cuesta arriba, siempre de una manera sumamente realista y con unas físicas impresionantes, o ver cómo caen y quedan en el suelo los cadáveres de los enemigos... Todo. Además, apenas hay popping, clipping y defectos típicos de este tipo de juegos, todo es robustísimo. No deja de sorprenderme.
Como detalle, comentar que ese es también su talón de Aquiles. Todo es tan orgánico, tan palpable y tan verosimil que cuando cae en "errores" propios de un videojuego cualquier aquí extraña todavía más: en varios momentos, quizá por algún tipo de bug, Arthur ha despellejado a un animal del tirón, apareciendo ya la piel enrrollada en sus manos o, por ejemplo, he visto ya dos o tres veces eventos aleatorios como el del caballo que mata de una coz a su dueño o el de la mujer raptada por su marido y, claro, aquí desluce más esa repetición. Pero vamos, bendito problema. El juego tiene problemas, sin duda, pero su mundo es tan rico, tan creíble y tan detallado que compensa casi todo lo demás.