El dispositivo policial deriva a 30.000 jóvenes hasta el Rasillo
granada. El Ayuntamiento de Granada ganó ayer su primera batalla en la larga guerra que mantiene con el botellón al conseguir que unos 30.000 jóvenes se concentraran pacíficamente en el solar habilitado en la Huerta del Rasillo para celebrar el macrobotellón convocado a nivel nacional. Por un día, los políticos consiguieron domesticar a los jóvenes y librar a la ciudad de las consecuencias que las multitudinarias reuniones provocan entre los vecinos. Sin embargo, ha sido una victoria agridulce para el PP pues el escándalo provocado por la vinculación de dos concejales y varios dirigentes populares con uno de los organizadores de la fiesta podría tener un coste político para el equipo que dirige José Torres Hurtado.
Según la información ofrecida ayer por el concejal de Juventud, Juan Antonio Fuentes, comisionado por el equipo de gobierno como portavoz sobre este asunto, en la Huerta del Rasillo se hallaban entre 15.000 y 20.000 jóvenes a media tarde. Sin embargo, los flujos de la multitud situaron la cifra en unas 30.000 personas
La cifra fue oscilando a lo largo de toda la jornada y el concejal no negó la "dificultad" de contar a una multitud "que no para de moverse". Fuentes explicó que para contar a las personas reunidas se tomó como referencia la propia capacidad de acogida del solar preparado previamente por el Ayuntamiento, cuyo aforo fue calculado en unas 34.000 personas "y que no se había llenado", dijo.
La aglomeración igualó las 30.000 personas que el año pasado celebraron la llegada de la primavera repartiéndose por el barrio del Zaidín y el Paseo de los Tristes.
En su mayoría los participantes eran jóvenes residentes en Granada o estudiantes de diferentes niveles, aunque también hubo bastantes que llegaron de los pueblos de Granada, de otras provincias andaluzas e, incluso, desde Barcelona, como fue el caso de un grupo de chicas que llegaron ayer en tren. La estación de autobuses de Granada registró ayer un importante flujo de viajeros que acudían a la llamada del macrobotellón.
El éxito del plan municipal de reconducir la concentración fue el resultado de una conjunción de factores. Por una parte, de las medidas de fuerza como el despliegue policial disuasorio de 328 agentes de la Policía Local y 240 de la Policía Nacional o el vallado de los lugares susceptibles de acoger concentraciones, –Plaza de Toros, Jardines del Triunfo y Paseo de los Tristes– y, por otra, la propia colaboración de los miles de jóvenes que atendieron pacíficamente todas las invitaciones policiales para evitar concentrarse en zonas pobladas y en cambio dirigirse hacia la Huerta del Rasillo, un descampado en mitad de la Vega y alejado de viviendas. Las únicas excepciones las protagonizaron grupos de jóvenes alternativos que permanecieron durante algunas horas en la plaza del Rector García Duarte bebiendo y haciendo sonar sus tambores o aquellos que hacían alguna parada en la Plaza Einstein en su camino hacia el Rasillo.
Juan Antonio Fuentes se mostró "muy satisfecho" por haber conseguido "el objetivo de que todo se desarrollara tranquilamente y sin incidentes destacables".
El éxito conseguido pone también en entredicho todos los malos augurios sobre la imposibilidad de hallar solución a este fenómeno. Precisamente, el presidente de la Asociación de Vecinos Bajo Albaicín, Manuel Navarro, en cuyo Paseo de los Tristes y Plaza Nueva nació hace aproximadamente una década, reflexionaba ayer que, "lo mismo que ha sido posible controlar hoy el macrobotellón, esto debe servir para poder controlar el botellón habitual porque se ha demostrado que es posible si hay mayor depliegue policial y una conciencia de responsabilidad de los jóvenes".