La población convoca el 'Día de la Ira' para la fecha del GP de Bahréin
Cada vez más opositores a que se celebre la carrera
El pueblo de Bahréin ha convocado el llamado 'Día de la Ira' el mismo fin de semana que la FIA ha aprobado la celebración del Gran Premio de Bahréin. Periodistas, ministros, pilotos y demás personalidades han mostrado su desacuerdo con que se siga adelante con la celebración de la carrera sin tener en cuenta la tensa y peligrosa situación social y política del país.
La oposición está a favor de la celebración del Gran Premio de Bahréin, algo inesperado pero que a Hugh Robertson, ministro británico de deportes, le encuentra sentido; es una oportunidad única para que el pueblo de Bahréin aproveche la cobertura mediática y se haga oír internacionalmente con sus reivindicaciones: "Podemos entender por qué grupos opositores quieren que la carrera siga adelante si están planeando protestas alrededor, y eso es un peligro", declara preocupado a Telegraph.
Después de meses de negociaciones y estudios, el Consejo Mundial de Automovilismo dio el visto bueno para que el Gran Premio de Bahréin, suspendido a principios de año por las revueltas sociales acaecidas, se celebre a finales de octubre. Pero muy pocos han mostrado su satisfacción por la decisión del Consejo. El propio ministro británico asegura que será "un desastre". Nabeel Rajab, presidente del Centro de Derechos Humanos de Bahréin, declara: "La gente está muy molesta y ya han bautizado como el Día de la Ira la fecha de la carrera, para que todos salgan a la calle a mostrar el descontento con el gobierno de Bahréin", advierte. "Vamos a aprovechar este acontecimiento para exponer las violaciones de los derechos humanos en Bahréin y hacerle ver al mundo lo que está pasando aquí".
Los primeros detractores de la celebración de la carrera han sido equipos y pilotos, con reuniones de urgencia y las primeras reacciones negativas de Ross Brawn: "Es totalmente inaceptable", aseguró iniciando un pensamiento que se extiende como la pólvora por el paddock. Eric Boullier, de Renault, asegura que sólo llevará a su equipo a Bahréin "siempre y cuando la seguridad de nuestra gente esté garantizada". Incluso el periódico Observer deja caer la posibilidad de un boicot por parte de algunos de los principales patrocinadores comerciales. Más dantesco presenta el panorama Richard Williams, de The Guardian, que teme que el Gran Premio de Bahréin pase tristemente a la historia igual que los Juegos Olímpicos nazis de 1936 o la masacre que México de 1968.
La voz de los pilotos se ha dejado oír oficialmente de boca de Rubens Barrichello, presidente de la Asociación de Pilotos de Fórmula 1 (GPDA), que pide calma y garantías: "Quiero estar completamente seguro de que la seguridad está garantizada. En la reunión de la GPDA, todos los pilotos expresaron su preocupación y exigieron garantías de seguridad para ir allí". Una garantía que, visto el panorama en Bahréin y su complicada situación sociopolítica, parece difícil de prometer.