Pues al feminismo de los medios progresistas le ha parecido el mejor episodio de la temporada y abogan por seguir por este camino. Si no os queréis leer el tocho os lo resumo en la negrita. Y si tampoco queréis leer la negrita, os lo resumo en una frase: "Menos Negan y más Imperator Furiosa".
‘The walking dead’ tenía un problema con las mujeres y lo está resolviendo
Al principio The walking dead tenía un problema serio con las mujeres. Había un personaje tan bien definido como Lori, que estaba atrapada entre dos hombres por culpa de unas circunstancias que ella no había elegido, y una gran parte del público la odiaba por ser indecisa (y humana). Bueno, y porque el público masculino no suele tener ningún problema en insultar las parejas femeninas de los protagonistas como demostraban otros casos como el de Carmela Soprano, Skyler White y Betty Draper.
El drama de Robert Kirkman no es que fuera machista, simplemente que tenía grandes problemas para crear personajes atractivos, y todavía más si estos eran mujeres. También nos podríamos fijar en el personaje de Andrea. La actriz Laurie Holden había firmado para ocho temporadas porque Andrea era uno de los personajes más icónicos del cómic, teniendo una relación estable con Rick, y la acabarían eliminando después de un desafortunado romance con el Gobernador.
Cuando ellas tenían poder y podían desestabilizar al héroe, Rick, tenían grandes problemas de simpatía entre un sector del público. Sólo sobrevivían de los comienzos esa mujer llamada Carol, la mujer más sufrida de la historia (primero por maltratada, después por perder a su hija), Maggie como alivio romántico para ese fan-favorite llamado Glenn y finalmente Michonne, que apenas se comunicaba con gruñidos pero tenía la virtud de luchar con una katanna, una arma que Quentin Tarantino ya había adivinado que despertaba admiración.
En esta lucha por supervivencia del grupo de Rick, además, hemos visto un apocalipsis liderado por hombres. Si en The 100 optaban por vendernos una sociedad sin desigualdades de género, aquí no hay duda que ellos son los que mandan. Rick es el líder de los suyos, en Woodbury tenían al Gobernador, en Hilltop tienen a Gregory, los salvadores obedecen a Negan y en The Kingdom tienen al rey Ezekiel. Sólo se salvaba la comunidad de Alexandria, donde Deanna tenía el rol de alcaldesa y encima Rick quería usurparle el trono por ingenua.
Pero está siendo interesante ver que The walking dead está aprendiendo de los errores y ahora que estamos viendo la séptima temporada nos encontramos con los episodios más amistosos con la causa feminista hasta el momento. No solamente es porque Rick y Daryl palidecen en comparación con Carol, que ya lleva un par de años siendo el personaje revelación como si fuera la Imperator Furiosa de zombilandia, sino porque cada vez tenemos más mujeres en nómina adoptando roles de poder.
Michonne, por ejemplo, ya no es un lobo solitario. Ahora piensa en términos de familia y, por más que su pareja le diga que debería arrodillarse ante Negan, está explorando la idea de una rebelión. En el mismo barco está Rosita como viuda que lamenta la pérdida de Negan. Y en Hilltop nos estamos encontrando con otra pequeña rebelión, la de Maggie y Sasha, que sin un hombre de los suyos a la vista están demostrando tener más inteligencia y agallas.
Toca derribar el patriarcado.
Ya era hora de que las desarrollasen de forma independiente y no solamente como secundarias o parejas de un hombre. Es divertido imaginar hacia donde se dirige la trama de Hilltop con un Gregory con los días contados y una Maggie sin nada que perder después del asesinato de Glenn. Por si acaso, aviso que a partir de este punto hay spoilers del 7x06 por si todavía no te has puesto al día con la serie.
Y, si la semana pasada ya avisamos que el club de las viudas podía dar mucho juego, Tara nos ha confirmado nuestras sospechas con el sexto episodio de la temporada. The walking dead abrió otro frente con la novia de Denise inconsciente en la playa y dos chicas discutiendo si matarla o no para proteger su grupo (por cierto, Denise, un claro ejemplo de queer-baiting). Decidieron no hacerlo. ¿Y qué se encontró Tara? Una comunidad únicamente formada por mujeres.
De esa comunidad aprendimos algunos detalles. Viven al lado del mar y comiendo pescado todos los días. Tienen unos cuantos campamentos y suelen asesinar cualquier persona que se les acerque para que no corran noticias sobre su existencia. No son una comunidad filo-feminista de raíz sino que son la consecuencia de encontrarse con Negan. Antes vivían junto con sus hombres pero el villano de la temporada les exterminó, incluyendo los niños del grupo. Fue entonces cuando decidieron escaparse una noche y adoptar una mentalidad tan hostil con las personas de fuera.
La vida sin Rick
Hay que aplaudir este interés de The walking dead de explorar el grupo de Oceanside (así las llaman en el cómic) sin un enfrentamiento de género con Rick o Daryl, que hubieran desarrollado una lectura muy distinta. También es un movimiento ávido porque Tara pasa de personaje prescindible a guía muy válida de la narración.
La líder Natanya tiene una presentación de mala de la función por ordenar el asesinato de una mujer inocente (la salvadora Paula de la temporada pasada era magnífica pero no dejaba de ser el brazo ejecutor de un hombre), Cindy se quedaba con el rol de buena y Tara aprovechaba para crecer como personaje. Ya no es esa chica un tanto inútil de la comunidad de Alexandria sino que ya está preparada para sobrevivir sol a en este mundo tan desalmado (hasta que el guionista Scott Gimple diga lo contrario).
Esta redención de The walking dead con los personajes femeninos debe ser el mayor hallazgo de una temporada que funciona a trompicones. El público está dividido con la verborrea cansina de Negan, la serie está siendo demasiado predecible en la llegada, exposición y desarrollo de los villanos, y encima se nota demasiado que la sala de guionistas de Gimple intenta rellenar minutos hasta el enfrentamiento inevitable contra Negan que tiene que dejar al público con ganas de más después del octavo episodio.
Por suerte, algo bueno puede salir de este bloqueo creativo en el desarrollo de retos y enemigos, y es que cada vez tenemos personajes femeninos más interesantes en un mundo donde la mayoría de roles interesantes son masculinos y viven de las rentas desde hace demasiadas temporadas. Sólo había que fijarse en el pobre de Glenn, que no hacía nada interesante desde las primeras temporadas, o un Daryl que está preso y palidece en comparación con su captor, Dwight, que por lo menos se trae un conflicto emocional entre manos.
El creador del cómic, Robert Kirkman, suele decir que el único personaje indispensable de su universo es Rick Grimes, el protagonista indiscutible, pero ahora mismo ellas le comen la tostada. Mientras él se repite con sus constantes monólogos de líder y posteriores derrumbes emocionales, ellas van cogiendo forma y demostrando que operan igual de bien sin el gran hombre blanco diciéndoles qué tienen que hacer. Las conocemos sin estos lazos de dependencia o sumisión y, sobre todo, cada vez tenemos una serie con un mayor abanico de personalidades.