Yo más de lo mismo, tras 90 horas de juego si tengo un poco de tiempo, aunque sea lo mas mínimo, aprovecho para entrar en Hyrule y hacer un santuario o explorar, o hacer algunas secundarias, cocinar, comprar flechas, etc. Esto no es un juego, es como una obsesión.
Desde el 3 de marzo no he jugado a otra cosa, 90 horas invertidas en Zelda. Ayer justo pasé mi segunda bestia divina, Naboris. Estuve tentado un par de veces de mirar solución en internet, pero es que pierde toda la gracia si no. Cuando por fín desbloqueé el quinto sensor me dio una alegría y satisfacción que hacía tiempo no experimentaba en un videojuego.
A mi sinceramente me flipó el juego desde el minuto uno. Cuando ya salí de la meseta del tutorial es cuando me enamoré perdidamente. Pero no me costó nada engancharme, fue inmediato. Un flechazo ancestral.