Yo tengo una duda, quienes apoyan tesinas independentistas de Catalunya hablan de expolio fiscal y de exceso de solidaridad con el resto de comunidades españolas (con unas más que otras), mirando los datos estoy de acuerdo en ella aunque diviso un problema en la teoría, una Catalunya independiente seguiría teniendo ese problema, a menor escala, con los ciudadanos de la provincia de Barcelona respecto a las provincias de Girona, Tarragona y sobre todo Lleida. Siendo la primera una provincia, la de Barcelona, (en la que he vivido siempre) mucho más desarrollada económicamente que las otras 3 provincias catalanas, con un tejido productivo-económico superior, sobretodo en Banca/cajas (mayor potencial económico de Catalunya) y empresas de alimentación y turismo (3 pilares de economía catalana).
La independencia de Catalunya por tanto, no sólo no mejoría demasiado en cuanto a su expolio fiscal (basándonos en la población de Barcelona, la cual sería el motor de ese estado ficticio) y sí recibiría con máxima seguridad una caída brutal en la demanda española en los 3 pilares básicos de la economía catalana (Banca, Alimentación, Turismo).
Lo que nunca, o casi nunca escucho, pedir la independencia de Barcelona, rollo miniestado 100% urbano tipo Luxemburgo o Ciudad del Vaticano, como idea me parece mucho más ventajosa económicamente hablando en términos fiscales, no tanto en términos de comercio exterior pues el boicot a las posibles exportaciones barcelonesas no sólo sería desde el resto de España sino desde las otras 3 provincias catalanas.
Culturalmente, la independencia de Catalunya supondría, probablemente, la desaparición totalmente del idioma castellano en los entes públicos y normativas televisivas y una más que probable imposición del idioma catalán, vía decretos ley, en los sectores audiovisuales y comunicativos, comerciales, logísticos, empresariales, educativos,... En una sociedad como la catalana, donde aproximadamente el 50% de sus ciudadanos prefieren usar el castellano como lengua y otro 50% el catalán, este barrido hacia uno de los idiomas/cultura no mejoraría el bienestar social de los habitantes de ese nuevo estado ficticio. Ergo no considero que culturalmente el nuevo estado ficticio ganase, sino que perdería la riqueza cultural actual debilitando una de sus ramas (el castellano).
En términos de logística, autopistas, aeropuertos, ferrocarriles, puede que mejorase la gestión de tales, aunque teniendo cuenta que actualmente el autogobierno catalán actual cada vez cuenta con más competencias casi exclusivas (con el nuevo Estatut) en estos tres sectores, el cambio a mejor no creo que fuera demasiado significativo, no al menos el suficiente como para justificar la necesidad de un estado propio.
En términos de deuda soberana, también tendríamos un problema, ya que la Generalitat en términos porcentuales tiene peores ratios de solvencia, deuda, déficit y paro que la media del resto del Estado Español, contrarrestar esta diferencia, en el caso de que fuera posible, llevaría mucho tiempo (varios años).
En términos de gasto público, probablemente ganaría, y este estado ficticio tendría un menor y más eficiente gasto público, la duplicidad actual de competencias ofrecidas por entidades Estatales y Autonómicas genera un gasto enorme y ineficiente actualmente, un único poder político, reduciría costes y agilizaría decisiones, en teoría el poder político debería ser más eficaz, aunque eso sí habría que comprobarlo a la práctica.
En términos de defensa pública, que yo se sepa, Catalunya no cuenta que fuerzas áreas propias, ni demás fuerzas militares propias, ni industria para generarla, por lo que el gasto en este sentido sería enorme y ahogaría los presupuestos de la primera década de este nuevo estado ficticio.
Haciendo una valoración global, las ventajas son escasas y las desventajas enormes y algunas de una gravedad imprevisible.