La compañía dirigida por Jeff Bezos ha hecho hoy oficial la apertura de Go, su primer supermercado físico. El establecimiento está situado en Seattle e inicialmente solo puede ser utilizado por los empleados de la empresa mientras dure su fase beta, pero próximamente estará abierto al público con carácter general.
Todo lo que el visitante tiene que hacer para comprar en Amazon Go es pasar su teléfono móvil por el control de acceso para identificarse, coger los productos deseados y salir por la misma puerta por la que entró. Así de sencillo. La descripción de Amazon es similarmente sucinta: se trata de un nuevo tipo de tienda en el que no hace falta pasar por caja.
Amazon es casi igual de parca a la hora de facilitar información sobre la tecnología que ha utilizado en su primer supermercado. La experiencia de compra se gestiona de forma totalmente informatizada utilizando sensores, cámaras y sistemas de aprendizaje basados en inteligencia artificial, sin detallar exactamente su funcionamiento. Las líneas de caja no tienen cabida en el establecimiento, como tampoco los recibos de papel; una vez realizada la compra al salir del establecimiento, esta se paga de forma electrónica y el usuario recibe un desglose en la propia aplicación para comprobar que no falta nada.
La obvia reducción de gastos resultante de eliminar las cajas es solo una de las formas en las que Amazon se beneficia con este tipo de supermercados. Manteniendo al usuario bajo constante seguimiento y registrando sus compras cotidianas (y no solo aquellas realizadas de forma habitualmente más esporádica a través de Internet), Amazon puede recabar una enorme cantidad de información para analizar sus hábitos de consumo y realizar todo tipo de sugerencias online o en el propio supermercado.
La compañía no ha compartido por ahora si tiene pensado expandir esta iniciativa a otras ciudades o países.