Según ha podido saber The Verge, ciertos componentes como la placa lógica y el sensor Touch ID no podrán ser sustituidos sin hacer un diagnóstico con el paquete de herramientas AST 2 System Configuration. El resultado de no utilizar este software será un ordenador bloqueado.
La lista completa de componentes afectados por esta medida no ha sido revelada, aunque Apple asegura que la amplia mayoría de las reparaciones podrán realizarse sin necesitar este paquete de software. Es lo que le sucedió a iFixit, que durante sus pruebas pudo sustituir las placas de un MacBook Pro y una pantalla con piezas donadas por otros equipos.
No está claro si esto se debe a que iFixit usó piezas de "segunda mano" y por tanto ya validadas por Apple o a si el control por firmware aún no estaba activado.
El chip de seguridad T2 se encuentra en equipos como el nuevo Mac mini.
Los motivos por los que Apple podría estar interesada en limitar este tipo de reparaciones son múltiples. Oficialmente se incrementa la seguridad de sus ordenadores, puesto que reduce el riesgo de instalar implantes de hardware o realizar otro tipo de modificaciones con el propósito de espiar a los usuarios. También se evita que personal no cualificado realice reparaciones con componentes de baja calidad. Y por supuesto, fuerza a realizar las reparaciones más importantes y costosas en el servicio técnico oficial, que es el origen de la polémica.
Según el documento filtrado el mes pasado, los componentes que no se podrán sustituir sin la suite de diagnósticos son el conjunto de la pantalla, la placa lógica, el conjunto ensamblado formado por el teclado, la batería, el trackpad y los altavoces y la placa del lector Touch ID del MacBook Pro, así como la placa lógica y el almacenamiento SSD del iMac Pro.
Por ahora se desconocen los componentes de los nuevos MacBook Air y Mac mini que solo podrán repararse en el servicio técnico oficial, puesto que estos ordenadores también incorporan el chip T2.
De acuerdo con el CEO de iFixit, Kyle Wiens, el chip T2 es "una guillotina" que Apple mantiene sobre los propietarios de sus productos. También una apuesta arriesgada para la compañía, puesto que podrían incrementarse las posibilidades de que se introduzcan leyes que garanticen la posibilidad de realizar reparaciones fuera de los canales oficiales.