Tal vez los detalles más interesante del núcleo A76 son el trabajo de miniaturización (con todo lo que viene detrás) y el hecho de que nos encontramos ante una microarquitectura totalmente nueva. Se trata de un desarrollo importante para Arm, que llevaba un mínimo de dos años avanzando la clase de tecnologías introducidas en este núcleo.
El todavía muy vigente A75 estaba fabricado en un proceso de 10 nm, mientras que su sucesor se atreve ya a bajar hasta los 7 nm en la interminable carrera por lograr más con menos. Asimismo, aboga por un diseño de alto rendimiento que propone rendimiento de ordenador portátil con consumo de dispositivo móvil en claro intento por colarse en hardware como los nuevos equipos Arm con Windows 10.
Si hemos de hablar de cifras (AnandTech tiene un prolijo repaso técnico a la microarquitectura en sí misma), el nuevo núcleo brinda una mejora de rendimiento del 35 % frente al A75 (presente en el Snapdragon 845) y del 40 % si hablamos de eficiencia energética. Mantiene además el soporte para chipsets heterogéneos, pudiendo abogar por combinaciones big.LITTLE totalmente asimétricas, con un núcleo pequeño y siete grandes, lo contrario y/o cualquier otra combinación posible.
Otro detalle importante a la hora de repartir los consumos es el hecho de que los sistemas con núcleos A76 podrán mantener el rendimiento de un único core de forma indefinida. El throttling solo hará acto de presencia en configuraciones de tres y cuatro núcleos diseñadas para dispositivos como teléfonos móviles, donde el rendimiento térmico del chipset supone una barrera importante. En equipos más amplios, como por ejemplo un ordenador portátil o hardware multimedia, su rendimiento debería ser muy superior.
Por otro lado, la GPU Mali-76 parece ser un salto bastante notable a frente a diseños anteriores. De entrada ha sido diseñada para facilitar labores basadas en machine learning, pero también tiene otro ojo puesto en el mercado de los videojuegos. Arm no oculta aquí su interés por abrir brecha en el segmento gaming, prometiendo frente a la GPU Mali-G72 una mejora de rendimiento del 30 % y la misma cantidad en eficiencia energética.
El diseño en cuestión se podrá configurar con entre cuatro y veinte shader cores y de dos a cuatro dotaciones de caché L2 de 512 KB, con un máximo total de 4 MB. Es una ventana de hardware bastante amplia, así que habrá que estar atentos a las diferencias entre las distintas configuraciones que podremos encontrar en el mercado.
Finalmente, el procesador de vídeo Mali-V76 está dirigido al procesamiento de imágenes a muy alta resolución. Diseñado para codificar y reproducir contenidos en 8K y a 60 FPS, soportará entre dos y ocho núcleos con capacidad de reproducción y compresión simultáneas. Arm señala que es compatible con HEVC y H.264 a 10 bits, así como salidas de vídeo con capacidad para hasta cuatro pantallas Full HD a 60 FPS.
La base técnica del Cortex-A76 servirá para desarrollar los próximos núcleos de Arm durante al menos las próximas dos generaciones, por lo que ha sido diseñada para tener amplio espacio para evolucionar. El asunto de los dispositivos compatibles ya es un poco más nebuloso, puesto que depende de las fundiciones y los socios de la compañía. Históricamente los calendarios de Arm son en cualquier caso bastante constantes, por lo que los primeros chipsets deberían ir apareciendo a finales de este año y comienzos del próximo.