La cuantía de la inversión no ha sido revelada, como tampoco se hace mención a las compañías que suministrarán la electricidad. El comunicado oficial se limita a señalar que estas "electrolineras" estarán situadas en autopistas y vías importantes, con el objetivo expreso de contar con "miles de puntos de carga" activos para el año 2020. Se trata de la primera fase de una operación que más adelante podría ampliarse para añadir nuevas estaciones dependiendo de la acogida de los consumidores.
El propósito de esta joint venture es crear rápidamente una red de carga independiente de las marcas basada en el estándar CCS (Combined Charging System) que sirva para promover la adopción de los vehículos eléctricos en Europa y hacer posible recorrer largas distancias sin tener que buscar un enchufe desocupado para repostar. Según señala Reuters, el catalizador de esta unión de fabricantes rivales es la irrupción de Tesla y el gran volumen de reservas registradas en Estados Unidos de cara al lanzamiento del Model 3.
Los aficionados al mundo del motor se habrán percatado de la ausencia de algunas grandes compañías de la industria automovilística; ni General Motors (Opel), ni Fiat Chrysler Automobiles ni ninguna las firmas japonesas aparecen en el comunicado distribuido a los medios. No obstante, desde la joint venture se avanza que otros fabricantes son bienvenidos a sumarse a la iniciativa, todo sea por acelerar la adopción de los coches a baterías.