Noticia original: La semana pasada Bloomberg levantó una polvareda considerable en la industria informática al publicar un extenso artículo en el que afirmaba que el gobierno chino había introducido chips espías en las placas de uno de los principales fabricantes de servidores del mundo con el propósito de ganar acceso a los servidores de firmas como Amazon y Apple, pero también a las propias redes del gobierno estadounidense.
Todas las partes implicadas negaron las alegaciones, desde los supuestas afectados a las autoridades chinas, y ahora se ha sumado al círculo de escépticos el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Según ha señalado en un comunicado oficial el ministerio, considerado por sus funciones al equivalente civil del Departamento de Defensa y a cargo de la prevención de todo tipo de emergencias, desde catástrofes naturales a ataques terroristas, "como nuestros socios en el Reino Unido, el Centro Nacional de Ciberseguridad no tiene en estos momentos razones para dudar de las declaraciones de las compañías mencionadas en el artículo".
De esta forma el gobierno estadounidense respalda a Apple y Amazon, que negaron tajantemente tener conocimiento de que sus sistemas hubieran sido atacados mediante la instalación de chips específicos en las cadenas de montaje de Super Micro. De acuerdo con Bloomberg, que citaba múltiples fuentes gubernamentales y en el sector privado, Amazon se habría percatado de la presencia de componentes no documentados en los servidores de una empresa en proceso de adquisición allá por 2015 y notificó a las autoridades.
La situación es en estos momentos extraordinariamente confusa. Todas las partes implicadas niegan tener conocimiento de los supuestos hechos publicados, pero al mismo tiempo la agencia de noticias no tiene por difundir informaciones pobremente documentadas, mucho menos en sus reportajes de investigación. Al mismo tiempo, numerosos expertos llevan advirtiendo de que este tipo de ataques van a tener lugar antes o después, pero no han sido pocos los que han pedido tomar con cautela las informaciones publicadas hasta la fecha.
Como señala TechCrunch, un gran número de expertos no saben a quién deberían creer, y esta situación no cambiará hasta que alguien pueda poner sus manos en el hardware en cuestión.