Orientados a lo que conocemos como segmento HEDT o High-End Desktop, estos procesadores son una respuesta más contundente a los últimos Threadripper de AMD, ofreciendo frecuencias más elevadas y mejores prestaciones a precios que hasta hace poco hubieran sido impensables. Estamos hablando de reducciones extraordinarias con respecto a los modelos precedentes (Skylake-X), por no decir inéditas.
Según detalla AnandTech, las nuevas CPU de Intel ofrecerán soporte para memoria quad-channel de hasta 256 GB y Thunderbolt 3. También brindarán hasta 48 pistas PCIe 3.0. Un dato interesante es que el TDP se mantiene sin cambios.
Sobre el papel, esto supone una mejora frente a los nuevos Threadripper en lo que se refiere a la gestión de memoria, pero Intel todavía no puede decir que posee soporte para PCIe 4.0, que es un dato interesante de cara al uso de unidades SSD de última generación. El consumidor deberá por tanto valorar sus preferencias.
Tabla oficial de Intel comparando el rendimiento relativo por dólar de sus nuevos procesadores (no disponemos de la metodología).
Intel no ha querido jugar con las capacidades mutihilo de Cascade Lake-X. Tampoco con unas configuraciones que tocan suelo en un modelo de 10 núcleos, evitando así el solapamiento con sus modelos de consumo más generalistas. Todos ellos estarán desbloqueados de serie. Resulta llamativa la ausencia de un modelo de 16 núcleos, que por otro lado hubiera tenido un encaje complicado a juzgar por los nuevos precios.
Según ha indicado Intel, los nuevos procesadores estarán disponibles en el mes de noviembre.