Systrom y Krieger eran hasta ahora CEO y jefe de tecnologías de Instagram, respectivamente. Durante este tiempo habían contado con el apoyo del vicepresidente de producto Kevin Weil, que tras marcharse para dirigir el equipo de blockchain de Facebook fue sustituido por Adam Mosseri, responsable de Facebook News y hombre de confianza de Mark Zuckerberg. Systrom y Zuckerberg habían mantenido hasta entonces una relación cordial puntuada por momentos de tensión generalmente resueltos, pero algo se habría torcido en ese momento.
De acuerdo con las declaraciones de una fuente anónima citada por TechCrunch, "Chris [Cox, jefe de producto de Facebook] comenzó a tomar la iniciativa y con Adam en sintonía con la vieja escuela de Facebook, era evidente que no iba a ser [una situación] cómoda. Vi que a este tipo [Systrom] le iban a apretar las tuercas".
Una de las particularidades de Instagram es que ha logrado mantener hasta ahora una gran autonomía a pesar de ser una de las primerísimas y más importantes adquisiciones de Facebook. De hecho, Systrom y Zuckerberg tuvieron un sonado enfrentamiento cuando el segundo quiso que el contenido de Instagram fluyera a Facebook directamente desde Instagram. Systrom se negó y poco después Facebook eliminó el acceso directo a las cuentas de Instagram desde sus menús de favoritos y contactos.
Pese a estos roces puntuales Instagram no ha tenido problemas para prosperar. La red social fotográfica ha evitado escándalos de importancia y mantiene una imagen positiva, mientras que su matriz va de charcoen charco.
Systrom y Krieger se tomarán ahora un respiro mientras "exploran de nuevo" su "curiosidad y creatividad", dando a entender que trabajan en alguna clase de proyecto. Sería la tercera colaboración de estos amigos de la universidad desde que lanzaron una desconocida aplicación llamada Burbn. Fue un fracaso, pero el interés de sus usuarios por los filtros fotográficos que incorporaba dieron pie a la creación de Instagram, que sí fue un éxito rotundo. Con él llegó Facebook, que pagó más de 700 millones de dólares por una aplicación que entonces no llegaba a los 50 millones de usuarios. Ahora tiene más de 1.000 millones y ha puesto sus miras en la creación de contenidos propios.
La marcha de los fundadores de Instagram no está falta de precedentes dentro de Facebook. Hace poco también dimitió Jan Koum, cofundador y CEO de WhatsApp. Según se ha podido saber, el líder de la aplicación de mensajería abandonó la empresa tras varios desencuentros con Facebook, que exigía una serie de cambios importantes relacionados con la privacidad de sus usuarios y las estrategias para rentabilizar la plataforma.