Noticia original: Poco después del lanzamiento de sus nuevas Ryzen con gráficos Vega algunos usuarios se quejaron de la aparición de problemas con sus viejas placas base AM4. Algo muy poco deseable, puesto que precisamente una de las características más notables de la gama Ryzen es que no requiere un cambio de sockets, reduciendo así los costes para el consumidor. AMD ha reconocido esta situación.
Según señala la compañía en un boletín técnico, las máquinas con una UEFI antigua podrían tener problemas a la hora de arrancar. De acuerdo con el texto, "puede ser posible que algunos usuarios con una placa base con socket AMD AM4 unida a un procesador de sobremesa Ryzen de segunda generación lanzado en 2018 puedan experimentar un problema cuando el sistema no arranque durante la configuración inicial".
El motivo, afortunadamente, no se encuentra en el hardware, sino en el uso de BIOS/UEFI antiguas y que no se llevan bien con los nuevos chips. El código de dichas placas no incorpora soporte para los nuevos procesadores, por lo que basta con actualizar la BIOS/UEFI desde el sitio web del fabricante.
Por supuesto, el proceso de actualización requiere tener instalado el antiguo procesador que va a ser sustituido para completar el proceso. Asimismo, es posible que no todos los fabricantes hayan actualizado todavía las UEFI de sus placas antiguas.
Dadas las circunstancias, los usuarios que quieran actualizar sus viejos equipos AM4 con uno de estos nuevos chips deberían comprobar si el fabricante de su placa tiene una UEFI actualizada antes de hacer su compra (algo que por otro lado siempre debería hacerse al sustituir cualquier componente crítico). Mientras tanto, y como medida de precaución, AMD está etiquetando las cajas de sus nuevos procesadores con un aviso en el que se especifica que solo funcionan con aquellas placas en las que se ha instalado una actualización compatible.