Fueron la gran tendencia de este pasado CES 2019, pero por ahora no están capturando la atención del consumidor. Los televisores 8K han tenido un lanzamiento menos exitoso de lo esperado, hasta el punto de que los pronósticos para el resto del año han sido revisados a la baja. El elevado precio de estos aparatos y la falta de contenidos nativos juegan en su contra.
Según publica el diario Korea Herald basándose en datos de la firma de estudios IHS Markit, las previsiones de ventas para todo 2019 han sido reducidas de las 430.000 unidades proyectadas en octubre del año pasado a 338.000.
También se han revisado a la baja las estimaciones de las ventas logradas en 2018, cuando se lanzaron las primeras unidades. Concretamente, IHS Markit señala que se vendieron aproximadamente 12.500 televisores 8K en lugar de 18.100 televisores.
Si bien las cifras de 2018 son prácticamente residuales (cosa por otra parte comprensible, puesto que Samsung estrenó su línea 8K en el último trimestre y todo lo que había hasta entonces eran modelos muy minoritarios), se esperaba que el nuevo año arrancara con mejor pie. La mayor pérdida es sin duda para Samsung, que ha sido la primera en llegar a este mercado con una gama completa y posiblemente contaba con recuperar la inversión inicial aprovechando su posición de pionera, pero otras como LG y Sony también se verán afectadas.
Aunque el formato 8K es considerado el futuro estándar de la industria (ya cuando se lanzaron los primeros televisores 4K se sabía que iban a ser un paso intermedio), no parece que su adopción vaya a ser especialmente rápida. Por razones técnicas, económicas y de base de usuarios.
Convencer a las productoras, compañías de televisión tradicionales y firmas de streaming para que adapten sus procesos y tecnologías a los requisitos de una tecnología tan exigente no será fácil. Hay que replantear muchos conceptos, adaptar estándares e invertir una cantidad de dinero considerable, por no hablar de los medios de distribución. Todo ello para llegar a un público que por ahora será muy reducido debido a unas tarifas próximas a los 5.000 euros en el caso de los televisores más asequibles.
Según publica el diario Korea Herald basándose en datos de la firma de estudios IHS Markit, las previsiones de ventas para todo 2019 han sido reducidas de las 430.000 unidades proyectadas en octubre del año pasado a 338.000.
También se han revisado a la baja las estimaciones de las ventas logradas en 2018, cuando se lanzaron las primeras unidades. Concretamente, IHS Markit señala que se vendieron aproximadamente 12.500 televisores 8K en lugar de 18.100 televisores.
Si bien las cifras de 2018 son prácticamente residuales (cosa por otra parte comprensible, puesto que Samsung estrenó su línea 8K en el último trimestre y todo lo que había hasta entonces eran modelos muy minoritarios), se esperaba que el nuevo año arrancara con mejor pie. La mayor pérdida es sin duda para Samsung, que ha sido la primera en llegar a este mercado con una gama completa y posiblemente contaba con recuperar la inversión inicial aprovechando su posición de pionera, pero otras como LG y Sony también se verán afectadas.
Aunque el formato 8K es considerado el futuro estándar de la industria (ya cuando se lanzaron los primeros televisores 4K se sabía que iban a ser un paso intermedio), no parece que su adopción vaya a ser especialmente rápida. Por razones técnicas, económicas y de base de usuarios.
Convencer a las productoras, compañías de televisión tradicionales y firmas de streaming para que adapten sus procesos y tecnologías a los requisitos de una tecnología tan exigente no será fácil. Hay que replantear muchos conceptos, adaptar estándares e invertir una cantidad de dinero considerable, por no hablar de los medios de distribución. Todo ello para llegar a un público que por ahora será muy reducido debido a unas tarifas próximas a los 5.000 euros en el caso de los televisores más asequibles.
Esperaré al 128K ... con relieve táctil y de regalo que me den una batidora.