En 2002 la Comisión Europea impuso una multa a Nintendo y varios de sus distribuidores por impedir la libre competencia y provocar costes mayores a los consumidores:
elEconomista.es escribió:Cada empresa se limitaba a comercializar los productos de Nintendo en un territorio determinado: renunciaba a competir con los distribuidores que operaban en otros mercados; renunciaba a recurrir a intermediarios que les suministraran la misma mercancía pero a precios inferiores de los que les ofrecía Nintendo en sus tratos directos; y renunciaba a suministrar mercancías a distribuidores en otros territorios. Además, los distribuidores colaboraron con Nintendo para determinar el origen de toda operación de comercio paralelo. Y Nintendo sancionó a los distribuidores que lo permitían reduciéndoles o cancelándoles el suministro de productos. Estas prácticas, permiten controlar los precios en cada mercado en función de la conveniencia de las empresas, socavan la libre y leal competencia, y provocan costes más elevados para los consumidores.