Palmer Luckey, cofundador de Oculus VR, uno de los máximos responsables del nacimiento de Oculus Rift y una de las caras más reconocibles del negocio de la realidad virtual, ha dejado Oculus VR y su compañía matriz Facebook. Se da la casualidad que hace un año el propio Luckey y su camiseta hawaiana
entregaban en mano la primera unidad comercial de Oculus Rift.
"Echaremos mucho de menos a Palmer”, dicen desde Facebook en un comunicado enviado a los medios. “Su legado va mucho más allá de Oculus. Su espíritu innovador ayudó a poner en marcha la revolución de la realidad virtual y colaboró en construir una industria. Estamos muy agradecidos por todo lo que hizo por Oculus y la realidad virtual, y le deseamos lo mejor."
Palmer Luckey pasó de ser un icono para la industria a convertirse en una
figura polémica después de haber admitido hace unos meses y de mala gana una donación de 10.000 dólares a Nimble America, una web dedicada al
shitposting (publicación de contenido de baja calidad e irrelevante) en contra de Hillary Clinton y en favor de Donald Trump, por aquel entonces ambos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos de América. A pesar de que
Luckey se disculpó y afirmó que esas acciones eran personales y no representaban a Oculus, la trayectoria del joven de 24 años ya había quedado manchada.
Desde ese episodio Luckey decidió mantener un perfil mucho más bajo de lo habitual. De ser
portada del Times y dar entrevistas pasó a no aparecer en ningún medio en los últimos seis meses. No estuvo presente en la conferencia anual de desarrolladores de Oculus celebrada en octubre de 2016 y tampoco fue mencionado cuando la compañía reestructuró su equipo. Solo supimos de él cuando declaró en el juicio que enfrenta a
Oculus VR con ZeniMax (matriz de Bethesda), que a falta de apelación se salda con una condena de 500 millones de dólares, de los cuales 50 millones de dólares corren a cargo de Luckey.
Afortunadamente para Palmer Luckey no solo se lleva la experiencia. Él y Brendan Iribe (cofundador de Oculus) dirigían Oculus VR cuando la compañía fue
vendida a Facebook por 2.000 millones de dólares, y a pesar de que nunca ha trascendido cómo se dividió el dinero,
Forbes le otorga a Luckey una fortuna de 730 millones de dólares.