La Comisión Europea ha comunicado la apertura de un expediente contra Google, alegando que el gigante de Internet "puede haber utilizado su posición en el mercado para favorecer sus propios servicios de intermediación", valiéndose para ello de un vastísimo ecosistema que incluye no solo el buscador, sino también YouTube, Android y diversos dispositivos domóticos, todos ellos interconectados a través de diversas tecnologías que a la postre generan información que Google puede utilizar a través de su plataforma publicitaria.
Según el anuncio de la Comisión Europea, Google tiene una posición dominante como empresa de publicación de anuncios publicitarios y también como proveedor de herramientas de compra de publicidad programática. Hasta aquí, ningún problema. La Comisión tolera los monopolios siempre que sigan las normas, pero desde el departamento de competencia se considera preliminarmente que, al menos de 2014, Google ha priorizado sus propios servicios a través del dominio de toda la cadena. Como resultado, sus posibles rivales en este espacio están marginados y algunos habrían tenido que cerrar.
Infografía explicando el mecanismo de abuso de Google según la Comisión Europea.
La conclusión a la que ha llegado la Comisión Europea es drástica y en cierto modo replica la de Estados Unidos: el riesgo de que Google continúe estas prácticas abusivas es inherente, como también lo son los conflictos de intereses, por lo que al menos en principio, las autoridades creen que la única forma de resolver este conflicto es forzando la separación del negocio publicitario de Google del resto de la compañía, dividiendo ambas empresas en dos.
La separación del negocio publicitario de Google del resto de sus filiales resolvería los problemas de abuso de posición dominante, pero también pondría en grave peligro la supervivencia de muchos servicios de Google. Sin duda, no sería una decisión que pudiera tomarse a la ligera. Tampoco una sanción que Google vaya a admitir sin más, puesto que la publicidad representa el 80% de los ingresos brutos de la compañía. Algo parecido sucede con las posibles sanciones económicas. De ser hallada culpable, Google se expone a una multa equivalente al 10 % de sus ingresos anuales en todo el mundo.