De acuerdo con Canalys, Huawei distribuyó durante el anterior trimestre un total de 55,8 millones de teléfonos móviles, superando así los 53,7 millones de Samsung. Se trata de una situación un tanto singular y tal vez no sostenible a largo plazo, puesto que se produce bajo unas circunstancias bastante únicas.
Técnicamente Huawei ha crecido durante el último año y con muchísima fuerza en China, su mayor mercado, mientras que sus cifras en el resto del mundo han ido en franca decadencia. Sin embargo, y por fortuna para Huawei, China ha reabierto su economía y ya está funcionando con rebrotes bastante más controlados que en los principales mercados de Samsung, cuya presencia en el gigante asiático es anecdótica, si no residual.
Será interesante ver si esta tendencia se mantiene a largo plazo. Los productos de Huawei han perdido mucha competitividad desde la retirada de los servicios de Google, y la reciente renuncia de TSMC a fabricar sus chipsets Kirin va a ser un golpe muy duro para la gama alta. Incluso si Huawei se alía con otras marcas para mejorar su propio ecosistema de apps, el futuro de su propia gama de chipsets está más en duda que nunca.
Samsung, por su parte, está experimentando una merma de ingresos importante debido a las dinámicas del mercado telefónico. Tanto es así que según Bloomberg estaría negociando con Google priorizar los servicios oficiales de Android frente a los propios (tal es el caso del asistente Bixby) a cambio de alguna clase de compensación.