Las opciones que Intel está barajando habrían sido propuestas por Morgan Stanley y Goldman Sachs, que llevan trabajando con Intel como financieras desde hace largos años. Algunas de sus ideas incluyen la disgregación de sus fundiciones para crear una empresa totalmente nueva (algo parecido a lo que sucedió cuando AMD vendió sus fábricas, actualmente conocidas como GlobalFoundries) y la cancelación de proyectos, incluyendo fábricas actualmente en construcción.
Según indica Bloomberg, todavía hay mucho por deliberar, así que cualquier decisión al respecto no será anunciada a corto plazo. Con todo, lo más probable es que Intel se incline por medidas menos drásticas. Una de ellas sería pisar el freno en sus planes de expansión, poniendo en peligro fábricas como la de Magdeburgo, sobre la que se ciernen nubarrones desde hace varias semanas.
La opción más radical sería la más rentable (pero también la más arriesgada)
La separación de las instalaciones de producción de Intel para constituir una empresa independiente permitiría soltar un enorme lastre, aunque a costa de perder una de sus mayores ventajas industriales: la capacidad para fabricar los chips que la propia compañía diseña. Algo de lo que no pueden presumir AMD, Nvidia, Qualcomm ni MediaTek, que a la postre son fabricantes fabless (sin sus propias fundiciones) y por tanto dependientes de terceros.
Recordemos que Intel tenía intención de rivalizar con TSMC ofreciendo sus servicios como foundry a terceros, pero como ha terminado descubriendo, va a necesitar muchos más clientes si quiere rentabilizar esa línea de negocio. Solo durante el último trimestre las fundiciones de Intel perdieron 2.800 millones de dólares, siendo en gran medida responsables de unas pérdidas globales de 1.610 millones de dólares.