El cambio en las especificaciones de su homologación más exigente y por ende exclusiva de algunos de los monitores más caros del mercado no pasó desapercibido, y rápidamente levantó una polvareda considerable. Hasta ahora G-Sync podía presumir de tener un proceso de certificación mucho más exigente que el de AMD con FreeSync, y de hecho esa era una de sus bazas. ¿A qué se debe por tanto este cambio? Según Nvidia, la modificación de los requisitos obedece a cuestiones técnicas.
El fabricante de tarjetas gráficas ha emitido un breve comunicado en el que explica que aunque todos los monitores G-Sync Ultimate siguen necesitando una placa de control independiente para gestionar el refresco de forma dinámica, las especificaciones han variado para dar cabida al creciente número de monitores OLED, que en el futuro serán considerablemente más comunes.
La lista de requisitos actual omite detalles como el brillo necesario y el uso de la tecnología FALD.
La tecnología OLED, a diferencia del cristal líquido, es por su propia naturaleza de tipo emisiva, y no utiliza por tanto zonas de iluminación independiente. Pero también posee un brillo sensiblemente inferior al del LCD, motivo por el cual ahora Nvidia ha querido centrarse en la calidad del HDR más que en la luminosidad máxima de la pantalla.
Así, Nvidia indica que un monitor OLED puede mostrar contraste infinito con "solo 600-700 nits" y "pantallas [LCD] con iluminación periférica multizona avanzada ofrecen un contraste remarcable con 600-700 nits", concluyendo que que G-Sync Ultimate "nunca se definió solo por los nits ni requería una certificación VESA DisplayHDR 1000".
Las explicaciones de Nvidia tienen cierto sentido desde la perspectiva de la propia compañía. OLED y LCD son tecnologías fundamentalmente distintas y no pueden ser juzgadas usando los mismos baremos. Para Nvidia es mucho más sencillo utilizar un único sello para todos los tipos de monitores que segmentar G-Sync Ultimate en versiones distintas para cada tecnología.
Con todo, lo cierto es que antes se exigía un brillo tipo que ahora ya no parece existir en la lista de requisitos, así que estaríamos hablando de un downgrade real, al menos sobre el papel. Lo importante será ver si los monitores LCD G-Sync Ultimate que salgan de ahora en adelante siguen teniendo 1.000 nits de brillo como hasta ahora (con o sin certificación VESA DisplayHDR 1000) o si por el contrario este aspecto es sustituido por la necesidad de ofrecer un HDR realista, que Nvidia juzgará usando las valoraciones técnicas que así haya dispuesto. Más escamante es el hecho de que Nvidia parezca dispuesta a certificar monitores de iluminación periférica, que por lo general tienen poco que ver con los dotados con iluminación FALD.