La junta directiva de OpenAI ha revelado un plan para cambiar la estructura de la compañía y transicionar hacia una entidad con ánimo de lucro. Los ejecutivos aseguran que este paso es necesario seguir con su misión fundacional de desarrollar una inteligencia artificial que "beneficie a toda la humanidad". Dicho de otra forma, la empresa ha recibido mucho dinero, necesita más y los inversores reclaman un retorno que con la actual estructura está limitado.
OpenAI se fundó en 2015 como una empresa sin ánimo de lucro y en 2019 pasó a ser una entidad con un ánimo de lucro limitado. Desde entonces la compañía está controlada por otra sin ánimo de lucro participada por inversores y empleados que obtienen retornos limitados. En 2025 OpenAI quiere ser una corporación de beneficio público (PBC, por sus siglas en inglés), que en román paladino es una empresa con ánimo de lucro y obra social. Esta entidad administrará y controlará las operaciones y el negocio de OpenAI, mientras que la parte sin ánimo de lucro mantendrá una participación pero perderá su función de supervisión.
La organización sin ánimo de lucro operará por separado con su propio equipo directivo y personal, para llevar a cabo iniciativas benéficas en sectores como la atención médica, la educación y la ciencia. Esta división se financiará con los réditos de su participación en la PBC.
OpenAI asegura que crear una PBC le permitirá "equilibrar los intereses de los accionistas, las partes interesadas y el interés de beneficio público" en su toma de decisiones, al mismo tiempo que se encontrará en una mejor posición para "reunir el capital necesario con condiciones convencionales". La junta de la compañía sostiene que "necesitamos recaudar más capital de lo que habíamos imaginado" y que hay inversores que quieren respaldar sus iniciativas, pero que a esta escala necesitan operar como una empresa normal y corriente.
El quid de la cuestión se encuentra en cómo se repartirán las acciones de la PBC de OpenAI. La organización sin ánimo de lucro obtendrá una participación para poder desarrollar su actividad, pero se desconoce por ahora qué pasará con el resto. Los inversores harán cola para hablar de lo suyo y posiblemente el primero sea Microsoft, que invirtió 13.000 millones de dólares para hacerse con el 49 % de la startup. La última ronda de financiación de OpenAI se cerró el pasado octubre y valoró la compañía en 157.000 millones de dólares.
El cambio de estructura de OpenAI hacia el de una empresa con ánimo de lucro ya tiene a un enemigo declarado: Elon Musk, que el pasado marzo demandó a la compañía por abandonar su propósito de crear una inteligencia artificial en beneficio de la humanidad. Musk asegura que OpenAI se ha transformado en "una filial de facto" de Microsoft y traicionado su compromiso de convertir OpenAI en una organización sin ánimo de lucro y su tecnología en código abierto. Musk es cofundador de OpenAI y ahora lidera xAI, su propia empresa de inteligencia artificial.
