Xiaomi había solicitado la retirada de las sanciones alegando el riesgo de sufrir "daño irreparable en forma de graves e irrecuperables perjuicios económicos y de reputación", sosteniendo que no mantiene afiliación alguna con el ejército Chino. Las autoridades estadounidenses, por su parte, defendían lo contrario cuando la introdujeron en la lista negra del Departamento de Defensa, acompañando a otras empresas del país como atribulada SMIC (fundición de procesadores), Huawei o China Unicom (operador de telefonía).
Como indicamos en su momento, las sanciones impuestas a Xiaomi eran independientes de las que amenazan el futuro de Huawei. Así como las medidas impuestas por el Departamento de Defensa contra Xiaomi evitaban que pudieran invertir en ella empresas estadounidenses (lo que podría tener implicaciones a nivel de distribución y mantenimiento de filiales en el país norteamericano), las de Huawei son responsabilidad del Departamento de Comercio, que directamente bloqueó la transferencia de tecnologías estadounidenses.
Xiaomi intentará ahora que esta medida de carácter temporal se convierta en permanente, sacándola de la lista de firmas sancionadas en base al criterio del juez de distrito Rudolph Contreras, que en su dictamen refleja "una evidente falta de evidencias sustanciales para apoyar adecuadamente la designación de Xiaomi como una CCMC (Compañía Militar China Comunista, por sus siglas en inglés).