joakin1602 escribió:Thorin_Saeba escribió:Sigo con el Divinity 2 que lo tengo atragantado. Como 80 horas y no lo termino. Yo lo hubiera hecho más corto, la verdad, e incluso más lineal, porque a veces darte libertad no sirve de nada si luego te encuentras con el muro de "enemigos de más nivel que tú". Curiosamente, al contrario que todo el mundo, el primero se me hizo más tolerable.
La verdad es que a mí, si por algo me gustan los sandbox es por eso que dices que no sirve de nada jaja. Tienes libertad pero ojo, no te vale con ir pegando toñas por doquier, hay que estudiar un poco por donde tirar y por donde no
.
Eso es a lo que me refiero, me encanta que haya terrenos prohibidos y que tenga que verlos desde lejos, y ya cuando llega el día de entrar decir por fin puedo darme un paseo por aquí
Cuidado, a mí eso que dices también me gusta, pero no como lo plantea Divinity 2. En este caso, te plantea ir a un lugar o hablar con un npc, iniciar una misión, ir haciéndola y, en el momento en que hay un combate inevitable, darte cuenta que no puedes enfrentarte a esos enemigos, tener que cargar irremediablemente partida e irte a hacer otras cosas. No tienes ni pajolera idea de dónde te metes hasta que se inicia el combate, lo cual es pesado, porque significa cargar partida, perder tiempo, etc. Al final tienes mil misiones empezadas y se hace tedioso ir viendo cual puedes ir terminando y cual no, ya que no hay indicativos de ningún tipo. Eso es lo que se me atraganta, que es un juego que me pone muros continuamente y que no se siente nada fluído. Además, el argumento no es gran cosa, aunque haya mejorado en algunas cosas respecto al primero.
En cambio, me pones un Zelda breath of the wild, que también te mete enemigos que te destrozan con mirarte, y es otro rollo. Hay mundos abiertos que los veo más justificados que otros. O un Ultima VII, donde podías ir dónde quisieras pero tenías más libertad para progresar (de hecho, sigue pareciéndome un rpg muy superior a casi todo lo que se hace hoy día). Todo depende. Ya digo que, en parte, es algo muy subjetivo y personal.