Imposible saberlo seguro. El artículo que te comento, ya plantea el caso.
Bola extra: ¿Qué habría pasado si hubiera seguido adelante el PHN de 2001?
No es posible verificar si el PHN de 2001 habría solucionado o aliviado la sequía y escasez de agua actuales. No obstante, hemos preguntado a los expertos qué creen que habría ocurrido.
Saurí considera que ese PHN no sería coherente con las condiciones hidrológicas y climáticas. “No se trata sólo de que llueve menos, sino también que llega menos agua a los ríos que han de proporcionar los caudales para los trasvases”. Esto se debe porque con el aumento de la temperatura del cambio climático, aumenta la evapotranspiración (agua que se evapora) y las plantas requieren más agua por estrés hídrico.
Este experto también destaca que, cuando se estima el agua trasvasable, la cuenca “excedentaria”, se hace con cálculos “alejados de la realidad, correspondientes a períodos anteriores más fríos y húmedos, que los actuales, más secos y cálidos”. A modo general, Saurí opina que los trasvases, como el Tajo-Segura, pueden derivar en una fuerte conflictividad social y territorial porque existe una gran incertidumbre sobre las garantías del agua que se tendrá en el futuro, especialmente cuando hay poca agua (como en una sequía) y muchos usos a atender (regadíos, consumo humano).
Martínez, por su parte, opina que habría sido “extremadamente improbable” que el trasvase del Ebro saliese adelante “con la enorme oposición social que suscita”. De hecho, el Estatuto de Autonomía de Aragón recogió en su reforma de 2007 un artículo específico para que las instituciones aragonesas “eviten transferencias de aguas de las cuencas hidrográficas de las que forma parte la comunidad autónoma”.
En un artículo científico publicado en 2001, la experta explica por qué los trasvases también tienen un impacto negativo en las cuencas que reciben el agua: ante la expectativa de recibir más agua con obras hidráulicas, se anima a aumentar la superficie de regadío, lo que desequilibra la planificación del agua que hace falta en una cuenca “deficitaria”. Es decir, que aunque el PHN no permitiera ampliar los regadíos con agua trasvasada, probablemente otros agricultores querrían poner más regadío con agua local y al final volvería a faltar el agua.
En ese desequilibrio de crecimiento de regadío y obra de trasvase aún no completado, se acude a las aguas subterráneas, que son más difíciles de recargar que las superficiales y que si se explotan de manera no controlada, derivan en pérdidas de biodiversidad y empeoramiento de la calidad del agua (salinización, se pierde autodepuración natural). Y aunque lleguen esas obras, Martínez mira al trasvase Tajo-Segura como un ejemplo de este desajuste: “Veinte años después de la llegada de las primeras aguas del trasvase, el déficit hídrico de la cuenca (del Segura) ha aumentado en una cantidad mayor incluso que todo el volumen de agua del trasvase asignado al regadío”.
Pero te lo repito. Esto lo cacaraquean los usurios de derecha, por pura ideología.