Un instituto de Torrevieja prohíbe a sus alumnas acudir con 'shorts'
Un instituto de Torrevieja ha prohibido a los alumnos y alumnas ir a clase con shorts y se ha montado la marimorena. Las estudiantes se han rebelado y sus padres las han apoyado porque "las jóvenes tienen derecho de ir fresquitas a clase".
Es el signo de los tiempos. Padres que en lugar de defender a los profesores les desautorizan y se ponen de parte de sus hijos.
La polémica normativa fue aprobada el año pasado por el Consejo Escolar del centro público del municipio alicantino y reza así: "Los alumnos acudirán al centro debidamente vestidos. No se permitirá el uso de: bañadores, la exhibición de ropa interior, camisetas con carácter sexual, racistas u otros tipos de frases que puedan dañar u ofender a los miembros de la comunidad escolar, pantalones tipo short y camisetas de tirantes a los alumnos (chicos). Tampoco se permitirá el uso de prendas de vestir que tapen, total o parcialmente, la cabeza".
La norma ha sido considerada machista, pero, como se ve en el enunciado, la prohibición afecta por igual a todos los alumnos, si bien es cierto, que los shorts son una prenda mucho más utilizada por chicas que por chicos. Sin embargo, ellos no pueden lucir camisetas de tirantes y ellas, sí.
Como medida de presión, un grupo de alumnas, apoyadas por sus padres, acudieron al instituto vestidas con pantalón y falda cortos para protestar contra la decisión de la dirección. La madre de una de ellas, María Ángeles Bellvís, declaró a la agencia Efe que las alumnas tenían "el derecho de ir fresquitas a clase -debido a las altas temperaturas en Torrevieja- como cualquier profesora o cualquier niño" y añadió que deberían poder entrar "con cualquier pantalón, sin enseñar nada y acorde a la moda".
Llamadme anticuada, pero en mi época, si se me hubiese ocurrido negarme a acatar una norma del colegio, me hubiese caído una bronca descomunal y, con un poco de suerte, un cachete. Por supuesto, a mis padres jamás se les habría pasado por la cabeza enfrentarse a la dirección del colegio.
Eran otros tiempos. Ahora, los padres se consideran los colegas de sus hijos y son ellos los que encabezan las protestas, porque, ¡pobrecitas! las alumnas no pueden ir fresquitas al cole.
Creedme, los shorts de ahora son minishorts y he visto algunos más cortos que las bragas. No se trata de machismo ni de feminismo sino de sentido común. No se puede ir vestido al instituto como si fueras a la playa, por mucho que vivas en una zona costera, lo mismo que yo tampoco me pongo shorts para ir a trabajar. Es una cuestión de educación y de saber vestirse para cada ocasión.
Más allá de si las jóvenes pueden ir o no con shorts al cole, me preocupa mucho más que las niñas de ahora se vean obligadas a ser sexys por decreto. La hipersexualización de la infancia empieza cada vez más pronto y es normal observar a menores de 7 años poniendo morritos y posando como modelos. No hay más que ver las cuentas en Instagram de las adolescentes para comprobar cómo lucen sus cuerpos sin pudor y en posturas poco apropiadas para su edad.
Sexualmente atractivas
La publicidad, las revistas, los medios de comunicación y los juguetes las bombardean constantemente para que se muestren sexualmente deseables. Ése es el canon de belleza femenino imperante como el de las grandes divas de la música: Beyoncé, Rihanna, Rita Ora, Ariana Grande o Camila Cabello.
Ya lo criticó en su día la cantante Christina Rosenvinge, quien se atrevió a denunciar que la música femenina se había convertido en un "concurso de zorras" y confesó el precio que había tenido que pagar por no seguir la estética dominante y continuar con sus vaqueros gastados. "Aún así, considero que para una preadolescente es más sano ver a las Vulpes tocando 'Quiero ser una zorra' en la tele, que ver a una cantante con actitud 'zorrosa' más centrada en la coreografía y el look que en la música en sí, que parece algo ajeno creado en un laboratorio de hits", denunciaba Rosenvinge. Por supuesto, le cayó la del pulpo.
Pero tenía razón. A las niñas y adolescentes se les está inoculando la idea de que para triunfar en la vida y tener éxito social tienen que ser sexualmente atractivas. De esta forma, acaban obsesionadas con su cuerpo y su físico haciendo dietas dacronianas para poder lucirse luego en las redes sociales. La popularidad se mide ahora a golpe del likes.
Así que defendamos la libertad de las jóvenes para vestir como quieran, pero respetando unas normas de educación, y enseñámoslas que van muy bien en shorts, pero que también pueden estar igual de guapas con un vestido cerrado hasta el cuello.
Todo es machismo. Si enseñan cachoo, es que se cosifica a la mujer. Si se prohíben indumentarias, es que se reprime su libertad de ir como quieran. Y la autoridad del profesorado ni está ni se la espera, mi hij@ siempre tiene razón.
Por cierto, que estoy a favor de la medida. Hay que establecer unos límites para el vestuario de los alumnos, que entiendan esto es parte de su educación.
Pero debo ser un retrógado machista, seguramente...