Hoy iba por la calle al gimnasio, se me ha cruzado una madre con un carrito, donde llevaba un niño recién nacido.
Coge la muy cerda, que no tendría ni 30 años, se saca un cigarrillo, estruja la cajetilla vacía y la tira al suelo, se enciende el pitillo y sigue adelante.
¿Cómo se puede ser tan puerca? ¿Tanto cuesta llevar la cajetilla en la mano hasta que encuentres una papelera?
Y volviendo del gimnasio me encuentro con un vecino de más de 50 años que, por no andar 15 metros, cruza pisando todo el jardín, chafando césped y flores, que así está el pobre lleno de calvas.
Son dos ejemplos que sólo demuestran lo maleducada y asquerosa que por norma suele ser la gente en nuestro país, una de las múltiples razones por las que me da vergüenza esta nacionalidad.