Conclusiones que saco de esto:
1) El feminismo moderno es una desgracia, al igual que todo el movimiento LGTBI+ o cómo se llame ahora.
2) Frank ha mentido, sí, pero yo en su situación hubiese hecho lo mismo de tener hijos pequeños. Este tío, a pesar de todo el rollito de ir de duro y tal que se trae, tiene un corazón que no le cabe en el pecho. Para mí es un modelo de conducta de lo que un padre debe ser. Esto me parece evidente tras oír a sus hijos, indiscutible, no hace falta tener mucho discernimiento para ver quién ha tirado del carro en esa familia.
3) Lo he dicho ya en este foro y lo repito: el drogata o yonqui no es un enfermo, es un CARADURA. Así, con mayúscula y sin medias tintas. Con la excusa de estar enfermo, sablea económicamente a todo el que tiene alrededor y exprime el amor que los demás le dan para justificar su vicio, que no enfermedad. Mire, váyase usted a la mierda, usted no es un enfermo mental, usted tiene una jeta que se la pisa. De esto se acaba deduciendo que claro, qué mala es la droga, no es que yo tenga una falta de vergüenza inconcebible, no, es que mira, que me tienes que dar dinero porque si no me meto esto me muero, es un problema mental que se escapa de mi control. V-E-T-E A L-A M-I-E-R-D-A, tú lo que eres es un chantajista, un abusador del peor tipo que existe, el victimista. Evidente que los que hemos sido abusados de niños tendemos a refugiarnos en la droga, o al exceso de cualquier tipo, pero es que si yo ahora en vez de meterme una raya o fumarme un porro o comerme un tripi, cojo y me meto 3 gramos en una noche o lo hago todo a la vez, y por ejemplo cojo el coche y mato a alguien, no puedo andar dando pena justificándome en que es porque aquello es adictivo o porque hace 30 años mi padre me pegó una hostia o no se quién me tocó. Yo sería una rata y un mentiroso. Pero claro, es que somos una sociedad de blandos, pura y llanamente, la adultez es un fenómeno cada vez más raro, somos todos una especie de adolescentes permanentes. Por supuesto la prohibición juega un papel crucial en todo esto, si tú al ser humano le quitas lo que toda la vida ha usado como refugio emocional e intelectual y lo obligas a acudir al mercado negro, tiendes a patologizar una conducta normal, a convertir el consumo en delincuencia, a contarte la película de que tú necesitas eso y dependes de ello. Pues sí, somos así de subnormales. Me llevo drogando años y lo seguiré haciendo, y he tenido épocas de mayor o menor consumo, pero desde los 16 he trabajado y lo que me he metido ha salido de mi bolsillo, y cada día cumplo con mi trabajo lo mejor que puedo y me administro de la forma más razonable posible. Me encantan las drogas, pero si mañana cojo y me da una sobredosis es por culpa mía, por gilipollas, y no hay más.