Y con todo lo que queda por mostrar y las franquicias de las que nos queda ver música, Fire Emblem se marca un bis. Luego que si pensamos que Sakurai no deja filtrar por ahí el hecho de ser un fanboy.
Una de mis mayores preocupaciones con este juego (y motivo por el que no me gustó el 4) fue que la distribución de "mimo" entre sagas era muy inconsistente. Aquí ahora mismo -y ya sólo en el marketing- vemos cosas como que tres de los personajes de Fire Emblem tienen aspecto y voz alternativa mientras que algunos veteranos como Zelda y Ganondorf que tenían la excusa perfecta con su rediseño no pueden tener ese gusto.
Y, bueno, que otras franquicias de relevancia para nada desdeñable se queden en un trofeíto y "si eso".
Espero que el producto final sea un poco más lo que fue Brawl (una carta de amor a la historia de Nintendo) y no lo que 4 (un "vamos a meter todo lo que podamos pero de la forma más descompensada posible y si tenemos 800 trofeos es porque nos hemos encontrado los modelados hechos en la oficina, jaja, una moto de agua del wii sports, pa entro")