Según VRT, aunque es cierto que Google no escucha directamente las conversaciones de los usuarios de uno de estos dispositivos, permite que otra gente lo haga. Los periodistas obtuvieron así más de 1.000 grabaciones capturadas por Google Assistant. Dichos cortes contenían direcciones y otros detalles personales, lo que facilitó la identificación y localización de las personas en dichas conversaciones.
La cadena explica que "miles de personas" en todo el mundo trabajan para Google elaborando transcripciones o escuchando archivos de audio para mejorar manualmente la inteligencia artificial del asistente de voz. Al menos una docena forman parte del equipo especializado en la versión neerlandesa, a través del cual VRT obtuvo dichas filtraciones.
Tres fuentes anónimas consultadas por VRT describieron la grabación de situaciones violentas, y más concretamente del caso de una mujer involucrada en algún tipo de suceso que le estaba causando una fuerte angustia. El problema es que, así como Google tiene una serie de políticas que obligan a marcar nombres de usuarios y contraseñas como material sensible, no parece haber directrices claras para trabajar con este tipo de grabaciones. Los empleados no saben cómo reaccionar.
Según el comunicado publicado por Google, sus "expertos en lenguaje solo revisan alrededor del 0,2 % de todos los cortes de audio". Asimismo, tampoco se transcriben las conversaciones de fondo. De igual forma, la compañía recuerda que las grabaciones están anonimizadas (no así sus contenidos, como se ha podido constatar) y que los controles de privacidad permiten borrar automáticamente los almacenamientos de audio en las cuentas personales de Google.
Lo que Google no señala por ningún sitio es si mantiene dichos cortes de audio en lugares ajenos a la cuenta de Google de sus usuarios y por cuánto tiempo. Asimismo, el comunicado tampoco explica qué se hace con las transcripciones en sí mismas, que no en vano han puesto a Amazon en un brete tras reconocer que, al menos en Estados Unidos, las guarda sin una fecha de expiración predeterminada.