Los beneficios resultantes son igualmente destacables. En cuestión de tres meses Intel ha logrado amasar unos ingresos netos 2.800 millones de dólares, que dejan muy atrás los 1.300 millones del año pasado. Esto supone un aumento de 111% con respecto al mismo periodo de 2016.
La división Client Computer Group, encargada del desarrollo de procesadores para equipos de sobremesa y portátiles, híbridos, tabletas y teléfonos registró un alza en sus ingresos del 12%, con una facturación de 8.200 millones de dólares.
Los ordenadores portátiles han resultado ser todo un filón durante el segundo trimestre, puesto que la venta de chips para este tipo de equipos aumentó un 20% en términos de ingresos. Si miramos los datos de los procesadores para equipos de sobremesa la cosa cambia, con un descenso en la facturación del 3%. El lanzamiento de los nuevos procesadores AMD Ryzen podría tener algo que ver.
Otra división que ha funcionado particularmente bien han sido la dedicada al Internet de las cosas, que generó unos ingresos brutos de 720 millones de dólares y creció un 26% interanual. El departamento de memoria no volátil, por su parte, subió nada menos que un 58% y logró facturar 874 millones de dólares, pero aun así terminó generando pérdidas. Intel, no obstante, asegura que la venta de chips NAND se mantiene rentable, lo que debería ayudar a estabilizar el rendimiento de esta división.
Si se cumplen los pronósticos de Intel, 2017 será otro año de récord para la compañía. En cuanto a las novedades que la firma nos deparará a corto plazo, Intel ha declarado que hacia finales de año comenzará a distribuir los primeros procesadores fabricados en un proceso de 10 nm, si bien la norma seguirán siendo los 14 nm y no habrá cambios importantes al respecto hasta ya entrados en 2018.