La similitudes entre Kaby Lake y Coffee Lake a nivel de microarquitectura hacía pensar que los procesadores de octava generación de Intel serían compatibles con el socket LGA 1151. Esta falta de soporte podría implicar el uso de un firmware específico e incompatible con los nuevos procesadores o un sistema de anclaje distinto. Sea como sea, este es el tipo de información que rara vez se comunica antes de la presentación oficial.
AnandTech especula con algunas de las posibles razones que podría haber llevado a Intel a cambiar de socket para sus próximos procesadores. La primera de ellas sería lógicamente inducir una fragmentación artificial por motivos económicos, algo que no sería bien recibido por el público.
La segunda ya es un poco más técnica, y es que Intel podría utilizar pines hasta ahora vacantes para controlar determinados aspectos del hardware o proporcionar electricidad, contemplando también la posibilidad de que por las propias exigencias del hardware los chips Coffee Lake hagan uso de un sistema de alimentación distinto e incompatible con las placas base ya disponibles en las tiendas.
Por el momento Intel no ha realizado comentarios al respecto y nada hace pensar que vayamos a tener noticias hasta que Intel convoque a los medios con motivo del debut de sus nuevos procesadores.