La capacidad de buscar en la web, desarrollar ideas y comunicarse de forma segura puede ser la única forma en la que muchos pueden explorar los aspectos básicos de la identidad, tales como el propio género, la religión, etnia, origen o la sexualidad.
Si el cifrado está en peligro siempre podrán explotarlo. En una época como la actual, con nuestro entorno tecnológico, comprometer intencionalmente el cifrado, incluso con fines legítimos ambiguos, debilita la seguridad online de todos. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no han demostrado que el uso criminal o terrorista del cifrado sirva como una barrera insuperable a los objetivos de la ley.