Achin Bhowmik, responsable de la división de Intel a cargo de Project Alloy, ha concedido una entrevista a la publicación especializada UploadVR, que ha podido confirmar algunos detalles relevantes sobre este aparato todavía experimental.
Según Bhowmik, los dispositivos basados en el diseño de referencia creado por Intel estarán "más cerca de los 1.000" dólares [que de otras posibles alternativas]. El razonamiento es que un visor de las prestaciones de Alloy tendrá un precio "comparable al de un ordenador portátil típico", con unas tarifas que podría moverse fácilmente entre los 600 y los 900 dólares.
El hecho de que Project Alloy encapsule todo el hardware necesario para funcionar dentro del visor implica que su potencia de procesamiento estará fuertemente limitada por factores como la batería y la temperatura. En este sentido Bhowmik ha señalado que los visores basados en Alloy serán "inherentemente menos potentes que un Rift o un Vive", aunque Intel cuenta con que la mayor libertad de movimientos derivada de su diseño inalámbrico será un argumento lo suficientemente potente para inclinar la balanza a su favor.
Con esto dicho, Intel no considera que Alloy vaya a rivalizar con las propuestas de Oculus o HTC. "No vemos [a Alloy] compitiendo para nada [con otros visores de gama alta]. No están ni de lejos en el mismo terreno. No es que uno vaya a matar al otro", ha señalado el ejecutivo.
A diferencia de HoloLens, que es un dispositivo comercializado por la propia Microsoft de cara a su aprovechamiento por un público profesional, Intel ha concebido Project Alloy como una plataforma de desarrollo sobre la cual otros fabricantes podrán fabricar sus propios visores de realidad mixta. El propósito de la compañía es entregar los primeros kits de desarrollo a lo largo de este año. Cualquier producto comercial derivado de Alloy debería llegar en 2018 como muy pronto.