Estamos muy contentos de que el Tribunal Supremo haya concedido esta orden y, al hacerlo, reconoce el daño infligido a los editores del Reino Unido y a los autores desde estos sitios web infractores. Un tercio de los ingresos de los editores ahora provienen de las ventas digitales, pero por desgracia esta subida en el mercado digital ha traído consigo un crecimiento de la infracción online. Nuestros miembros tienen que ser capaces de proteger las obras de sus autores frente a esta actividad ilegal, los escritores deben ser pagados y los editores tienen que poder seguir innovando e invertir en nuevos talentos y material.