La Oficina de Propiedad Intelectual en el Reino Unido ha anunciado que va a abandonar la excepción de copia privada que se presentó en el 2014 y que este mismo año, en julio, fue declarada ilegal por el Tribunal Supremo, razón por la que tuvo que ser retirada. Ese mes de julio fue un representante de la Oficina el que aclaró el estado en el que se encontraba la copia privada:
A partir de ahora es ilegal hacer copias privadas de obras con copyright que un usuario posea sin que el propietario del copyright te lo permita antes, y esto incluye pasar del formato de un medio a otro.
En cualquier caso, se trata de una decision que, aunque no busque perseguir específicamente la copia para uso privado, sí pone de relieve lo complicado que es en Europa ponerse de acuerdo ante esta situación. Prácticamente cada miembro de la Unión Europea tiene su propia fórmula para abordar la cuestión, sin llegar todos a un consenso general.
La gran pregunta ahora es saber en qué punto se encuentran los usuarios individuales en el Reino Unido. Pensemos que si bien muchos fueron conscientes de la introducción de la excepción el año pasado, posiblemente muchos menos ahora sabrán que hay una anulación de esa excepción, ¿qué pasa si realizan copias una vez ha cambiado la ley y a ellos no les había llegado la información? No sólo eso, también habrá que preguntarse qué ocurre ahora con aquellas copias que fueron realizadas mientras la excepción estuvo en vigor.
Si dejamos a un lado al usuario individual, la decisión también es posible que afecte y tenga repercusiones en operadores de servicios en la nube, quienes pueden enfrentarse previsiblemente a presiones para modificar sus términos de servicio con los que reflejar claramente el nuevo estado en el que se encuentra la copia privada. Lo mismo podría ocurrir con servicios de streaming, quienes podrían estar obligados a reforzar sus procedimientos con el fin de evitar que los usuarios creen copias privadas.
En definitiva, un nuevo escenario en el Reino Unido, una vuelta atrás en el pasado, donde las discográficas de la mano de la BPI han conseguido anular una propuesta que debería ser de sentido común.