Al parecer, se encontró que los procesadores de la compañía A7, A8 y A8X violaron una patente existente. Apple por su parte niega la violación y sostiene que tal patente no es válida, pero el jurado ha decidido lo contrario. Una situación que ahora pasará a una nueva fase judicial donde el juez de distrito que preside el caso, William Conley, determinará la cuantía exacta que Apple debe pagar.
Se da la casualidad de que en el mes de septiembre de este año los de Cupertino recibieron una segunda demanda en marcha, en este caso desde la Wisconsin Alumni Research Foundation, y donde ponían el foco de la posible violación sobre los nuevos chips A9 y A9X de los modelos que acaban de salir al mercado, los iPhones 6S y 6S Plus, además del iPad Pro.