Por el momento la información técnica relacionada con Pinecone y los dispositivos que lo albergarán es bastante limitada y poco fiable. Todo lo que se sabe es que hacia finales del año pasado apareció un nuevo Xiaomi Mi 5c en el benchmark Geekbench mostrando un total de ocho núcleos, 3 GB de RAM y Android 7.1.1 instalado en su ROM. Informaciones no confirmadas señalan la existencia de dos versiones bien diferenciadas: una asequible con cuatro núcleos Cortex-A53 grandes y cuatro A-53 pequeños y otra de mayores prestaciones con cuatro núcleos Cortex-A73 y otros tantos A53.
Las prestaciones reales de los primeros dispositivos con chipsets Pinecone son todavía un misterio. No obstante, es difícil que Xiaomi pueda superar en su primer envite las creaciones más avanzadas de Qualcomm, MediaTek o Huawei, que ahora mismo dominan el mercado telefónico con mano de hierro. Con esto dicho, Xiaomi no parte desde cero para su primer procesador. Establecida hace algo más de dos años y participada mayoritariamente por Xiaomi, Pinecone es una joint-venture establecida en colaboración con la firma Leadcore, que posee una amplia experiencia en el diseño y la producción de procesadores para el mercado chino.
Además de incrementar el margen de beneficios de sus teléfonos, Xiaomi aspira con Pinecone a ganar una cierta independencia tecnológica al no tener que depender de otras empresas a la hora de diseñar sus futuros teléfonos móviles. No se trata de un deseo insustancial, tal y como pueden asegurar las firmas interesadas en montar un procesador Snapdragon 835 en sus próximos teléfonos y resignadas a buscar una alternativa después de que Samsung haya acaparado la producción inicial para su Galaxy S8.