Pero Google no da puntada sin hilo. Este anuncio no se enmarca en un informe de resultados anuales ni llega a petición expresa de los accionistas, sino que se produce como respuesta a la propia industria discográfica, muy descontenta con el gigante de Internet porque considera que no está pagando lo suficiente. Según cree la Asociación de Industria Discográfica de Estados Unidos (más conocida por sus siglas en inglés, RIAA), YouTube está pagando menos royalties que propuestas de corte más estrictamente musical como Spotify o Apple Music, y eso es inaceptable.
YouTube, por su parte, se defiende señalando que ofrece un tipo de servicio distinto al tiempo que sigue apostando por un negocio que combina la publicidad con las cuentas premium.
La filial de Google cree que las plataformas de streaming seguirán generando más ingresos por publicidad con el robo de anunciantes a tecnologías con origen en la era analógica como lo son la televisión y la radio, lo que a su vez revertirá en mayores beneficios para la industria discográfica. Pese a ello, las protestas de los grandes sellos y las entidades de gestión de derechos continúan, y no parece que esto vaya a cambiar hasta que ambas partes logren un acuerdo.
Sea como sea, no parece que este sea un mal momento para los grandes sellos; según un estudio publicado el mes pasado por la firma de análisis Macquarie, los ingresos globales de la industria musical se duplicarán a lo largo de la próxima década.