La demanda presentada en el distrito norte de Texas repite esencialmente los planteamientos expuestos durante el caso contra Oculus, firma que colaboró de forma muy visible en el desarrollo del visor de Samsung y que según ZeniMax no pudo haber creado dicho producto sin la información proporcionada ilícitamente por John Carmack a Palmer Luckey. ZeniMax reitera que Carmack quebrantó así la cláusula de confidencialidad que mantenía con su antiguo empleador, pero también que el cofundador de id Software borró sus huellas para ocultar la situación.
La demanda presentada contra Samsung se centra en Carmack de forma muy particular. Según la compañía, el programador transfirió ilegalmente información técnica necesaria para "desarrollar en secreto un kit de desarrollo de software móvil ('Mobile SDK') y el software relacionado para el Samsung Gear VR", cuya creación se llevó a cabo a pesar de las advertencias enviadas por su departamento legal.
Más aún, ZeniMax asegura tener en su poder varios vídeos capturados por cámaras de seguridad que mostrarían a Carmack dejando entrar a las oficinas de la compañía al exempleado de id Software (y ahora director de desarrollo en Oculus VR) Matt Hooper "sin supervisión, libre de examinar documentos confidenciales de ZeniMax". La demanda añade que Hooper escribió esa misma noche un correo electrónico a sus contactos en Oculus, señalando que había "formulado un 'plan de ataque' para el trabajo de realidad virtual móvil" en colaboración con Carmack.
El planteamiento de Oculus no difiere demasiado del expuesto por otras muchas demandas por infracción de patentes. Oculus infringió su propiedad intelectual al usar información facilitada por Carmack, lo que implica que Samsung se benefició ilícitamente de este acto de espionaje industrial. Lo que no está claro es hasta qué punto estaría expuesta Samsung de haber establecido su colaboración con Oculus de buena fe e ignorando las maquinaciones alegadas por ZeniMax.
La sentencia a favor obtenida por ZeniMax a comienzos de febrero condenó a Oculus a pagar 500 millones de dólares por el quebrantamiento de las cláusulas de confidencialidad de sus empleados, mentir sobre el origen del producto e infringir los derechos de autor. Oculus ya ha señalado que apelará esta decisión. Mientras tanto también deberá apagar fuegos como el encendido con las maniobras legales de ZeniMax para impedir la venta del software de sistema para Oculus VR, que implicaría la prohibición de vender el propio visor de realidad virtual.