Unas trabas que, según Bloomberg, han terminado por torpedear la operación.
La agencia de noticias, que fue la primera en desvelar el interés de Nvidia en ARM allá por 2020, informa que la firma estadounidense está buscando la forma de retirar su oferta de la forma más discreta posible. La causa es que sus abogados no habrían sido capaces de convencer a las autoridades para que dieran su visto bueno a la compra, que hubiera convertido a Nvidia en la mayor y más importante firma de diseño de chips del mundo.
Fuentes consultadas por Bloomberg señalan que Nvidia ya está advirtiendo a sus socios que no deberían esperar que la maniobra llegue a buen puerto, mientras que SoftBank, actual propietaria de ARM, estaría pensando ahora en sacar su filial a bolsa como forma de obtener liquidez y reducir pérdidas.
Los problemas a los que se enfrenta Nvidia son profundos y casi casi geopolíticos. La Comisión Federal del Comercio de Estados Unidos presentó una demanda para bloquear la compra alegando que dejar a ARM en manos de Nvidia abriría las puertas a un control tecnológico lo suficientemente extenso como para "socavar a sus competidores". La Comisión Europea, por su parte, también investiga si Nvidia no podría usar la propiedad intelectual de ARM de forma torticera, y China directamente estaría valorando bloquear la operación si esta fuera aprobada en Occidente.
Según Bloomberg, los abogados de firmas como Qualcomm, Microsoft, Intel y Amazon habrían proporcionado a los reguladores internacionales "suficiente munición para matar la operación". Nvidia no puede garantizar la independencia de ARM, aseguran estas compañías, puesto que también es cliente de ARM y compite directamente con otros licenciatarios de sus tecnologías. Un argumento predecible pero potente, y que habría dado al traste con las aspiraciones de Nvidia.