Esta compañía japonesa especializada en la producción de elementos ópticos ha desarrollado unos discos de cristal que según la compañía permitirían alcanzar e incluso superar más fácilmente la barrera de los 20 TB.
En la actualidad la mayoría de los discos duros para ordenadores de sobremesa suelen utilizar platos con un sustrato de aluminio, que brindan una menor rigidez que los fabricados en vidrio y son generalmente más gruesos. Como comparación, el sustrato de aluminio de un disco duro moderno tiene un grosor de 0,635 milímetros, mientras que Hoya ha desarrollado prototipos con cotas de 0,5 y 0,381 milímetros. Menos grosor, más platos.
Los sustratos de cristal de Hoya tienen otra ventaja significativa: son extremadamente resistentes al calor. Esto podría ser de gran utilidad en combinación con la tecnología de escritura HAMR, que utiliza un láser para calentar a 700 ºC los microgranos magnéticos de la superficie donde se almacenan los datos. La resistencia al calor de los sustratos de aluminio es muy limitada, con un tope de 200 ºC.
Una tecnología poco conocida, pero nada novedosa
Como curiosidad, la tecnología de sustrato de vidrio es en realidad bastante antigua. De hecho, es de uso totalmente habitual en las unidades de 2,5 pulgadas integradas en ordenadores portátiles. Su presencia en los discos duros de equipos de sobremesa es mucho menos común.
Un caso relativamente conocido de disco duro de 3,5 pulgadas con sustrato de cristal fue el IBM Deskstar 75GXP, lanzado en el año 2000 y rebautizado por algunos de sus usuarios como "Deathstar" por su catastrófica tasa de averías. Afortunadamente, la tecnología de sustrato de cristal ha progresado bastante desde entonces.