Esta caída tiene lugar tras varias polémicas relacionadas con la fuga de datos personales y el enfrentamiento de la compañía con la Comisión Europea. Ninguno de estos sucesos ha tenido un impacto comparable al hecho de que durante el segundo trimestre Facebook solo incrementó sus beneficios un 42 % año a año; una cifra que sería extraordinariamente positiva de no ser porque lleva a la compañía a datos de 2015.
A este dato se suma un número de registros decreciente. Facebook sigue sumando nuevos usuarios, pero el último recuento es el más reducido desde que la compañía inició su cotización, cimentando la tendencia a la baja iniciada en 2017. En total la base de usuarios activos se incrementó un 11 % con respecto al mismo periodo del año pasado.
La reacción a estos resultados no deja de ser llamativa, y es que a fin de cuentas Facebook logró generar un volumen de negocio de 13.230 millones de dólares, de donde supo extraer un beneficio total de 5.110 millones de dólares. Cifras con las que muchas otras empresas de tecnología solo pueden soñar.
El problema reside en que hasta ahora la compañía solo crecía a un ritmo absolutamente explosivo y sus accionistas no esperaban menos. El ajuste, aun con beneficios milmillonarios y en alza, ha resultado en un sonoro varapalo que podría repetirse el próximo trimestre si como señala Bloomberg Facebook sigue encontrando problemas a la hora de mantener su crecimiento a más largo plazo.