La ficha técnica del 10 evo lo sitúa como un teléfono capaz pero algo desactualizado en comparación con algunos de los últimos teléfonos premium lanzados al mercado. Más fino que el HTC 10, posee un chasis metálico donde se engasta una notable pantalla de 5,5 pulgadas y 2560 x 1440 píxeles de resolución, fabricada como es habitual en la casa utilizando la tecnología Super LCD 3. El panel está protegido por una capa de cristal reforzado Gorilla Glass 5.
A nivel de prestaciones las sorpresas son mínimas. El dispositivo hace uso de un procesador Snapdragon 810 y 3 GB de RAM (bastante por debajo del Snapdragon 820 y los 4 GB de RAM del HTC 10), mientras que la capacidad de almacenamiento es de 32 GB ampliable mediante tarjetas microSD.
La cámara de fotos es otro apartado que no deslumbra, si bien aparenta ser más competitivo. Su sensor trasero de 16 megapíxeles posee enfoque mediante enfoque de fase y cuenta con un sistema de estabilización óptico para evitar trepidaciones, así como un flash de doble LED para mejorar la calidad de imagen cuando se requiere un fogonazo nocturno. Un detalle interesante es que soporta la captura de imágenes RAW además de vídeo en formato 4K.
Probablemente los rasgos más destacables del HTC 10 evo sean su resistencia al agua (que con un nivel IP57 debería aguantar inmersiones a un metro de profundidad durante 30 minutos, si bien HTC recomienda no sumergirlo) y el uso de un conector USB-C 2.0 como único puerto. No hay conector de 3,5 milímetros, por lo que HTC incluirá unos auriculares que según el fabricante son capaces de adaptar el sonido a la forma interna del oído y al ruido ambiental.
Por el momento HTC no ha facilitado el precio ni la fecha de lanzamiento del 10 evo. Como referencia, el HTC 10 se puede encontrar por unos 600 euros.