En realidad, la Titan V estará orientada a un público profesional y tendrá un énfasis muy singular en el procesamiento de rutinas de inteligencia artificial y simulaciones científicas. Las especificaciones técnicas no dejan lugar a dudas acerca de la solvencia del hardware, con 6 clústers de procesamiento gráfico, 80 procesadores de streaming, 5.120 núcleos CUDA, 320 unidades de texturas y 12 GB de memoria HBM2 de alto rendimiento. Son cifras que empequeñecen a monstruos como la GTX 1080 Xp.
A nivel de prestaciones Nvidia afirma que su nueva tarjeta es capaz de procesar 110 teraflops "tensor" (para aprendizaje profundo), lo que según Nvidia supone multiplicar por nueve el valor del modelo precedente. El TDP es de 250 vatios, con la recomendación de emplear una fuente de 600 vatios para el equipo. Estos datos la sitúan en línea con su GPU especializada Tesla V100.
Nvidia aspira con este último lanzamiento a consolidar su presencia como proveedor de hardware a nivel profesional para labores que poco tienen que ver con las tarjetas gráficas tradicionales. En este sentido podemos señalar la creciente importancia de este tipo de productos en unos resultados que llevan tiempo disparados.
Dada su orientación y elevados costes de producción, la Titan V será ofrecida en cantidades limitadas. De hecho, cada cliente solo podrá comprar un máximo de dos tarjetas, lo que da a entender que los productos de consumo (entendiendo por ello tarjetas gráficas tipo GTX disponibles en cualquier tienda) aún están lejos. Pascal parece tener por tanto cuerda para rato. En cuanto al precio, que tampoco es asunto baladí, la Titan V ya se puede adquirir a través de la web de Nvidia por 3.100 euros.