Según señala el diario The Korea Herald, Samsung no aspira a construir sus propios coches. Lo cierto es que la compañía surcoreana posee una participación significativa en el fabricante local Renault Samsung Motors, pero esta compañía es propiedad de la firma del rombo, que rescató la antigua filial automovilística de Samsung tras la crisis asiática del 97 y básicamente adapta la gama de Renault para el mercado nacional.
Aparentemente Renault usará un vehículo fabricado por Hyundai (en la fotografía de esta noticia, el prototipo Ioniq) como plataforma para poner a prueba sus propios sensores de nueva generación y "módulos informáticos con inteligencia artificial y tecnologías de aprendizaje profundo para mejorar las capacidades de conducción autónoma del coche incluso bajo condiciones climatológicas adversas". En otras palabras, Samsung estaría dispuesta a seguir la misma estrategia que Apple, desarrollando hardware y software que luego venderá a otros fabricantes sin la pujanza tecnológica o económica para afrontar el desarrollo de vehículos autónomos por su propia cuenta.
El interés de Samsung en la industria automovilística no parece ser algo transitorio. El año pasado la compañía señaló que veía un inmenso potencial en la producción de componentes para otras empresas, solo para anunciar poco después un acuerdo de colaboración para suministrar procesadores Exynos a Audi y firmar la compra de Harman, que no casualmente complementa su negocio de equipos de sonido, altavoces y auriculares con una plataforma de procesamiento en la nube orientada a automóviles.